1 Reyes, 8

19. Pero no lo harás tú sino tu hijo, nacido de tu sangre. El edificará esta Casa para mi Nombre.

Stihovi vezani uz 1 Reyes, 8:

El Capítulo 8 de 1 Reyes describe la dedicación del Templo de Salomón en Jerusalén, que fue construido para albergar el arca del Pacto y para servir como el lugar de culto de la gente de Israel. Durante la ceremonia de dedicación, el rey Salomón ofrece una oración a Dios y le pide que bendiga el templo y el pueblo de Israel. Los siguientes versos bíblicos están relacionados con los temas abordados en 1 Reyes 8:

Deuteronomio 12:5: "Pero busca el lugar para que el Señor tu Dios elija entre todas tus tribus para poner tu nombre allí para tu vivienda; y te volverás allí". Este versículo destaca la importancia de tener un lugar central de culto, como el Templo de Salomón en Jerusalén.

Salmo 132:13-14: "Porque el Señor ha elegido a Sión; lo deseó para su vivienda. Este es mi descanso para siempre; aquí hablaré, porque lo deseé". Este salmo es una referencia a la elección de Dios de habitar en el Templo de Jerusalén y demuestra la importancia del templo como el lugar de Dios para vivir en la tierra.

Isaías 56:7: Los llevaré a mi santidad, y me regocijaré en mi casa de oración; su ofrenda quemada y sus sacrificios serán aceptados en mi altar; porque mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos ". Este versículo destaca la idea de que el Templo de Jerusalén debe ser un lugar de oración y adoración para todas las naciones.

Mateo 21:13: "Y les dijo que está escrito, mi casa se llamará la casa de la oración; pero te has convertido a ladrones". Jesús cita este versículo expulsando a los cambiadores de dinero del templo y los vendedores en Jerusalén, enfatizando la importancia de mantener el templo como un lugar de adoración y oración.

Juan 2:19-21: "Jesús respondió y les dijo que detenga este templo, y en tres días lo levantaré. Los judíos dijeron, en cuarenta y seis años, este templo fue construido, y lo levantarás ¿En tres días? Pero habló del templo de su cuerpo ". Este verso es una referencia al cuerpo de Jesús como el nuevo templo, enfatizando la importancia de la fe en Cristo como el camino hacia la salvación.