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  • Sobre las lomas peladas se oyen unos gritos, son las súplicas llenas de lágrimas de los hijos de Israel porque perdieron el camino, olvidándose de Yavé, su Dios. (Jeremías 3, 21)

  • Oigo gritos como los de una mujer que da a luz por primera vez; la hija de Sión está gimiendo y extiende sus manos: «¡Ay de mí, que voy a sucumbir bajo los golpes de los asesinos!» (Jeremías 4, 31)

  • ¡Ah!, tus adulterios y tus gritos de placer, tu descarada prostitución, en los cerros y en los campos, todas tus monstruosidades, yo las he visto. Desgraciada Jerusalén, ¿hasta cuándo, todavía, estarás impura? (Jeremías 13, 27)

  • Que se oigan salir gritos de sus casas cuando tú envíes, de repente, contra ellos bandas de salteadores, ya que han cavado una fosa para cazarme y han escondido trampas por donde yo paso. (Jeremías 18, 22)

  • Y tú les comunicarás todas estas cosas y les dirás: Ruge Yavé desde lo alto, y grita desde su santa morada. Ruge con fuerza contra su corral y lanza gritos como los que pisan la uva en el lagar. A todos los habitantes de la tierra, hasta el fin del mundo, ha llegado el eco de su voz. (Jeremías 25, 30)

  • Escuchen los gritos de los pastores y los alaridos de los dueños del rebaño, porque Yavé ha destruido el pasto, (Jeremías 25, 36)

  • Y allí resonarán los cantos de acción de gracias y los gritos de alegría.Los multiplicaré en vez de disminuirlos, los honraré en lugar de humillarlos. (Jeremías 30, 19)

  • gritos de gozo y de alegría, canción del novio y de la novia, voz de los que traigan sacrificios de alabanza a la Casa de Yavé. Y dirán éstos: «Alaben a Yavé porque es bueno, porque es eterno su amor.» Pues haré volver a los que fueron desterrados, y estarán como antes. (Jeremías 33, 11)

  • Las naciones se han enterado de tu derrota, la tierra está llena con tus gritos; pues un soldado ha tropezado con otro y ambos han caído al mismo tiempo. (Jeremías 46, 12)

  • Así dijo Yavé: Desde el norte llegan aguas desbordadas: es un río caudaloso, que inunda el país y cuanto él contiene, las ciudades y sus habitantes. Por todas partes se escuchan gritos, y los habitantes del país se lamentan. (Jeremías 47, 2)

  • Escuchen los gritos que se sienten desde Abarim: «¡Calamidad! ¡Desastre total! ¡Moab ha sido arrasada!» (Jeremías 48, 3)

  • ¡Ay!, por la bajada de Joronayim se oyen gritos desgarradores: (Jeremías 48, 5)


“Viva sempre sob o olhar do Bom Pastor e você ficara’ imune aos pastos contaminados.” São Padre Pio de Pietrelcina