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  • «Recibe todo esto de su mano para el servicio de la Tienda de las Citas. Dáselo a los levitas, a cada uno según su servicio.» (Números 7, 5)

  • Tobías respondió: «No comeré ni beberé hasta que decidas acerca de lo que te he pedido.» Y Ragüel dijo: «Ahora mismo lo decido. Hoy Sara te es entregada conforme a las disposiciones del Libro de Moisés; entiende, pues, que Dios mismo te la entrega. Recibe a tu hermana, pues en adelante tú serás para ella un hermano, y ella, una hermana para ti. Que el Señor del Cielo los guíe por el buen camino esta misma noche, pues sus caminos son misericordia y paz.» (Tobías 7, 12)

  • Entonces llamó al ángel y le dijo: «Recibe como sueldo la mitad de todo cuanto trajiste.» (Tobías 12, 5)

  • Esta es la herencia que el malvado recibe de Dios, tal es la parte que le fijó.» (Job 20, 29)

  • Y con ser justo, ¿qué le das o qué recibe él de tu mano? (Job 35, 7)

  • Las flechas del arco no lo hacen huir, recibe como paja las piedras de la honda. (Job 41, 20)

  • No temas a ese verdugo, sino que, haciéndote digno de tus hermanos, recibe la muerte para que vuelva yo a encontrarte con tus hermanos en el tiempo de la misericordia.» (2 Macabeos 7, 29)

  • «Recibe como regalo de parte de Dios esta espada con la que destrozarás a los enemigos.» (2 Macabeos 15, 16)

  • El justo recibe lo que merece en esta tierra, y más todavía el malvado y el pecador. (Proverbios 11, 31)

  • A una vida tan recta, se la imita cuando se la ve y se la echa de menos cuando desaparece: en la eternidad recibe la corona de gloria porque triunfó en combates perfectos. (Sabiduría 4, 2)

  • Así pues, hijo mío, recibe mis advertencias y no rechaces este consejo: (Sirácides (Eclesiástico) 6, 23)

  • Da y recibe, satisface tus anhelos, porque no se puede buscar el placer en el sepulcro. (Sirácides (Eclesiástico) 14, 16)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina