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  • No tomen parte en las obras de las tinieblas, donde no hay nada que cosechar; al contrario, denúncienlas. (Carta a los Efesios 5, 11)

  • El nos arrancó del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino de su Hijo amado. (Carta a los Colosenses 1, 13)

  • Pero ustedes, hermanos, no andan en tinieblas, de modo que ese día no los sorprenderá como hace el ladrón. (1º Carta a los Tesalonicenses 5, 4)

  • Todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día: no somos de la noche ni de las tinieblas. (1º Carta a los Tesalonicenses 5, 5)

  • Pero ustedes son una raza elegida, un reino de sacerdotes, una nación consagrada, un pueblo que Dios hizo suyo para proclamar sus maravillas; pues el los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. (1º Carta de Pedro 2, 9)

  • Son fuentes sin agua, nubes arrastradas por el huracán, que se convierten en densas tinieblas. (2º Carta de Pedro 2, 17)

  • Lo mismo hizo con los ángeles que no mantuvieron su dignidad y abandonaron su propia morada: Dios los encerró en cárceles eternas, en profundas tinieblas, hasta que llegue el gran día del Juicio. (2º Carta de Pedro 3, 6)

  • olas embravecidas del mar que arrojan la espuma de sus vicios; estrellas errantes a las que esperan las tinieblas eternas. (2º Carta de Pedro 3, 13)

  • Este es el mensaje que hemos recibido de él y que les anunciamos a ustedes: que Dios es luz y que en él no hay tinieblas. (1º Carta de Juan 1, 5)

  • Si decimos que estamos en comunión con él mientras caminamos en tinieblas, somos unos mentirosos y no estamos haciendo la verdad. (1º Carta de Juan 1, 6)

  • Y, sin embargo, se lo doy como un mandamiento nuevo, porque es realmente novedad tanto en ustedes como en Jesucristo; ya se van disipando las tinieblas y brilla la luz verdadera. (1º Carta de Juan 2, 8)

  • Si alguien piensa que está en la luz mientras odia a su hermano, está aún en las tinieblas. (1º Carta de Juan 2, 9)


“O Senhor nos dá tantas graças e nós pensamos que tocamos o céu com um dedo. Não sabemos, no entanto, que para crescer precisamos de pão duro, das cruzes, das humilhações, das provações e das contradições.” São Padre Pio de Pietrelcina