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  • El rey había puesto de vigilancia a la puerta al escudero en cuyo brazo se apoyaba; pero el pueblo le pisoteó en la puerta y murió, según la palabra del hombre de Dios, cuando el rey bajó donde él. (II Reyes 7, 17)

  • Pasaban la noche alrededor de la Casa de Dios, pues les incumbía su vigilancia y habían de abrirla todas las mañanas. (I Crónicas 9, 27)

  • Ozías tenía un ejército que hacía la guerra; salía a campaña por grupos, conforme al número de su censo hecho bajo la vigilancia de Yeiel el escriba, y Maaseías el notario, a las órdenes de Jananías, uno de los jefes del rey. (II Crónicas 26, 11)

  • Yejiel, Azazías, Najat, Asahel, Yerimot, Yozabad, Eliel, Jismakías, Májat y Benaías eran inspectores, a las órdenes de Konanías y de Simí, su hermano, bajo la vigilancia del rey Ezequías y de Azarías, príncipe de la Casa de Dios. (II Crónicas 31, 13)

  • Estos hombres ejecutaban los trabajos honradamente. Estaban bajo la vigilancia de Yájat y Abdías, levitas de los hijos de Merarí, y de Zacarías y Mesúllam, de los hijos de Quehat, que les dirigían, y de otros levitas; todos ellos maestros en tañer instrumentos músicos. (II Crónicas 34, 12)

  • Nombre el rey inspectores en todas las provincias de su reino para que reúnan en la ciudadela de Susa, en el harén, a todas las jóvenes vírgenes y bellas, bajo la vigilancia de Hegué, eunuco del rey, encargado de las mujeres, y que él les dé cuanto necesiten para su adorno, (Ester 2, 3)

  • Cuando se proclamó la orden y el edicto del rey, fueron reunidas muchísimas jóvenes en la ciudadela de Susa, bajo la vigilancia de Hegué; también Ester fue llevada al palacio real y puesta bajo la vigilancia de Hegué, encargado de las mujeres. (Ester 2, 8)

  • Se presentaba por la tarde y a la mañana siguiente volvía al otro harén, bajo la vigilancia de Saasgaz, el eunuco del rey encargado de las concubinas; no se presentaba más ante el rey, a no ser que el rey deseara y la llamara expresamente. (Ester 2, 14)

  • Sobre la hija desenvuelta refuerza la vigilancia, no sea que te haga la irrisión de tus enemigos, comidilla en la ciudad, corrillos en el pueblo, y ante el vulgo espeso te avergüence. (Eclesiástico 42, 11)

  • Y así, antes de que llegara la fe, estábamos encerrados bajo la vigilancia de la ley, en espera de la fe que debía manifestarse. (Gálatas 3, 23)


“Que Jesus o mergulhe no esplendor da Sua imortal juventude.” São Padre Pio de Pietrelcina