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Te ha sucedido al revés que a las otras mujeres en tus prostituciones; ninguno corrió detrás de ti solicitándote, sino que repartías tú misma regalos, mientras que a ti ninguno te pagó. ¡Ha sucedido lo contrario! (Ezequiel 16, 34)
Si, por el contrario, el centinela, al ver que la espada se acerca, no da la alarma con la trompeta y el pueblo no es prevenido, y la espada, irrumpiendo, hiere a alguno, éste perecerá por su culpa, pero de su sangre pediré yo cuentas al centinela. (Ezequiel 33, 6)
Si, por el contrario, tú previenes al malvado acerca de su conducta para que se corrija y él no se corrige, morirá él por su culpa y tú habrás salvado tu vida. (Ezequiel 33, 9)
los sacerdotes de Bel dijeron: "Mira, nosotros nos salimos de aquí, y tú, oh rey, haz servir los manjares y el vino preparado; luego cierra la puerta y séllala con tu anillo. Si mañana por la mañana, al volver al templo, no encuentras que todo ha sido comido por Bel, nosotros moriremos; pero en caso contrario morirá Daniel, que miente contra nosotros". (Daniel 14, 11)
De lo contrario, la dejaré desnuda, como el día en que nació; la dejaré como un desierto, la reduciré a tierra seca y la haré morir de sed. (Oseas 2, 5)
Pero yo os digo que no hagáis frente al que os ataca. Al contrario, al que te abofetee en la mejilla derecha, preséntale también la otra; (Mateo 5, 39)
Mientras, la barca se hallaba ya en medio del lago, batida por las olas, porque el viento era contrario. (Mateo 14, 24)
Al verlos navegar fatigados, pues tenían viento contrario, hacia la madrugada fue a ellos caminando sobre el lago, e iba ya a pasar de largo; (Marcos 6, 48)
Por el contrario, cuando seas invitado, ponte en el último puesto, y así, cuando venga el que te invitó, te dirá: Amigo, sube más arriba. Entonces te verás honrado ante todos los comensales. (Lucas 14, 10)
Abrahán repuso: Hijo, acuérdate que ya recibiste tus bienes durante la vida, y Lázaro, por el contrario, males. Ahora él está aquí consolado, y tú eres atormentado. (Lucas 16, 25)
El publicano, por el contrario, se quedó a distancia y no se atrevía ni a levantar sus ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: Dios mío, ten compasión de mí, que soy un pecador. (Lucas 18, 13)
Acerca de él había muchas habladurías entre la gente. Unos decían: "Es bueno". Otros, por el contrario, decían: "Nada de bueno: engaña a la gente". (Juan 7, 12)