pronađen 19 Rezultati za: Esperamos

  • Pero luego se dijeron el uno al otro: "No debemos obrar así. Hoy es día de júbilo, y nosotros nos estamos callados. Si esperamos hasta el despuntar el día, incurriremos en un castigo. Vayamos a dar la noticia al palacio real". (II Reyes 7, 9)

  • Esperamos que el Señor, tu Dios, haya oído todas las palabras del copero mayor, el que ha sido enviado por el rey de Asiria, su señor, a insultar al Dios vivo, y le castigue por las palabras que el Señor, tu Dios, ha oído. Haz una oración por el resto que aún queda". (II Reyes 19, 4)

  • Pero nosotros no conocemos otro Dios que él; por eso esperamos que no nos abandonará ni a nosotros ni a nuestra nación. (Judit 8, 20)

  • Nosotros esperamos al Señor, él es nuestro auxilio y nuestro escudo; (Salmos 33, 20)

  • Que tu amor, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. (Salmos 33, 22)

  • Esperamos que, así como Dios salvó a todo su pueblo y le dio la tierra de promisión, el reino, el sacerdocio y el santuario, (II Macabeos 2, 17)

  • Aquel día se dirá: Éste es nuestro Dios, de quien esperamos que nos salve; éste es el Señor, en quien esperamos. Alegrémonos, gocémonos, porque nos ha salvado. (Isaías 25, 9)

  • Sí, en el camino de tus juicios esperamos en ti, Señor; tu nombre y tu memoria son el anhelo del alma. (Isaías 26, 8)

  • ¡Señor, ten piedad de nosotros, que esperamos en ti! Sé nuestra fuerza a la mañana, nuestra salud en tiempo de aflicción. (Isaías 33, 2)

  • Por eso el derecho sigue lejos de nosotros y no nos alcanza la justicia. Esperamos la luz, y no hay más que tinieblas; la claridad, y andamos en la oscuridad. (Isaías 59, 9)

  • Gruñimos todos como osos, gemimos como palomas, esperamos el derecho, pero ¡nada!; la justicia, y sigue lejos de nosotros. (Isaías 59, 11)

  • ¿Hay acaso entre los ídolos de las gentes quien pueda hacer llover? ¿Son los cielos los que dan la lluvia? ¿No eres tú solo, Señor? ¡Oh Dios nuestro, en ti esperamos, porque eres tú quien hace todo esto!". (Jeremías 14, 22)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina