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  • Sus rebaños, su hacienda, su ganado serán nuestros. Demos nuestro consentimiento y se quedarán a vivir con nosotros". (Génesis 34, 23)

  • al frente del ganado menor, Yaziz, el agareno. Todos éstos eran superintendentes de la hacienda perteneciente al rey David. (I Crónicas 27, 31)

  • David convocó en Jerusalén a todos los jefes de Israel; jefes de tribu, jefes de las divisiones al servicio del rey, oficiales de millares y centurias, superintendentes de la hacienda, ganadería e hijos del rey, eunucos y héroes, todo el personal de valía. (I Crónicas 28, 1)

  • Dios dijo a Salomón: "Puesto que éste ha sido tu deseo y no has pedido ni riquezas, ni hacienda, ni fama, ni siquiera larga vida, sino que has pedido sabiduría e inteligencia para gobernar a mi pueblo, sobre el que te he constituido rey, (II Crónicas 1, 11)

  • te concedo la sabiduría y la inteligencia. Pero te daré también riquezas, hacienda y fama como no las tuvieron los reyes que te han precedido, ni las tendrán los que vengan detrás de ti". (II Crónicas 1, 12)

  • el Señor va a descargar sobre tu pueblo, tus hijos, tus mujeres y tu hacienda una gran calamidad. (II Crónicas 21, 14)

  • Allí, a orillas del río Ahavá, proclamé un ayuno para humillarnos delante de nuestro Dios y pedirle un viaje feliz para nosotros, nuestras familias y toda nuestra hacienda. (Esdras 8, 21)

  • Luego sacudí mi manto y dije: "Así sacuda Dios la casa y la hacienda de aquel que no mantenga esta promesa; así sea sacudido y se quede sin nada". Toda la asamblea respondió: "¡Así sea!"; y alabó al Señor. Y el pueblo cumplió lo que había prometido. (Nehemías 5, 13)

  • Después, todos volvieron a sus casas; Judit regresó a Betulia, y se dedicó a su hacienda. Fue famosa en todo el pueblo mientras vivió. (Judit 16, 21)

  • Hubo luto en el pueblo durante siete días. Antes de morir, repartió su hacienda entre los parientes de su marido y entre los suyos. (Judit 16, 24)

  • su hacienda era de siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes y quinientas asnas, además de una servidumbre numerosa. Era, pues, el más grande de todos los orientales. (Job 1, 3)

  • Y el Señor dijo a Satán: "Bien, en tus manos está toda su hacienda; cuida sólo de no descargar tu mano sobre él". Y Satán se retiró de la presencia del Señor. (Job 1, 12)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina