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  • La lámpara de Dios todavía no estaba apagada, y Samuel dormía en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. (I Samuel 3, 3)

  • Porque, oh Señor, tú eres mi lámpara, mi Dios ilumina mis tinieblas. (II Samuel 22, 29)

  • A su hijo le dejaré una tribu, para que a mi siervo David le quede siempre ante mí una lámpara en Jerusalén, la ciudad que elegí para poner en ella mi nombre. (I Reyes 11, 36)

  • Sin embargo, en atención a David, el Señor, su Dios, le concedió una lámpara en Jerusalén, suscitando a su hijo después de él y manteniendo en pie a Jerusalén, (I Reyes 15, 4)

  • Sin embargo, el Señor no quiso exterminar a Judá, en atención a David, su siervo, conforme a la promesa que le había hecho de conservarle para siempre una lámpara para sus hijos. (II Reyes 8, 19)

  • Sin embargo, el Señor no quiso exterminar la casa de David, por el pacto que había hecho con él y por la promesa que le había hecho de conservarle para siempre una lámpara a él y a sus hijos. (II Crónicas 21, 7)

  • Mandó una criada, que encendió una lámpara, abrió la puerta, entró y vio que dormían profundamente. (Tobías 8, 13)

  • ¿Cuántas veces se apaga la lámpara de los malvados, irrumpe la desgracia sobre ellos y Dios en su ira desbarata sus bienes, (Job 21, 17)

  • cuando su lámpara brillaba sobre mi cabeza y a su luz caminaba en las tinieblas! (Job 29, 3)

  • Tú, Señor, eres mi lámpara; Dios mío, ilumina mis tinieblas. (Salmos 18, 29)

  • Aquí suscitaré a David un vástago y prepararé una lámpara para mi consagrado. (Salmos 132, 17)

  • Porque el precepto es una lámpara; la enseñanza, una luz; la corrección y la disciplina son el camino de la vida, (Proverbios 6, 23)


“Seja paciente nas aflições que o Senhor lhe manda.” São Padre Pio de Pietrelcina