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  • Judas, apellidado Macabeo; (I Macabeos 2, 4)

  • Judas Macabeo, valiente desde joven, será el jefe de vuestro ejército y quien dirija la guerra contra los gentiles. (I Macabeos 2, 66)

  • Le sucedió su hijo Judas, apellidado Macabeo. (I Macabeos 3, 1)

  • Entretanto Judas Macabeo y su hermano Jonatán pasaron el Jordán y caminaron por el desierto durante tres días. (I Macabeos 5, 24)

  • Cuando el ejército de Timoteo supo que estaba allí el Macabeo, huyeron ante él; sufrieron una gran derrota, pues aquel día murieron unos ocho mil hombres. (I Macabeos 5, 34)

  • "Judas Macabeo, sus hermanos y el pueblo de los judíos nos han mandado para hacer con vosotros un tratado de amistad y para ser contados entre vuestros aliados y amigos". (I Macabeos 8, 20)

  • La historia de Judas Macabeo y de sus hermanos, la purificación del templo glorioso y la dedicación del altar, (II Macabeos 2, 19)

  • Pero Judas Macabeo, con otros nueve, se retiró al desierto. Allí compartió la vida de las fieras con los que estaban con él, alimentándose de hierbas para no mancharse con la contaminación general. (II Macabeos 5, 27)

  • Entretanto, Judas Macabeo y sus compañeros entraban a ocultas en los poblados, llamaban a sus parientes y reunían a los que habían permanecido fieles al judaísmo; juntaron hasta seis mil hombres. (II Macabeos 8, 1)

  • El Macabeo reunió sus tropas, se puso al frente de ellas y pronto se hizo invencible frente a los gentiles, pues el Señor había cambiado su ira en misericordia. (II Macabeos 8, 5)

  • El Macabeo reunió sus tropas, unos seis mil hombres, y los exhortó a que no tuvieran miedo a los enemigos y que no les asustara la muchedumbre de gentiles que, contra toda justicia, venía contra ellos, (II Macabeos 8, 16)

  • Con la ayuda de Dios, el Macabeo y los suyos se apoderaron del templo y de la ciudad. (II Macabeos 10, 1)


“O temor e a confiança devem dar as mãos e proceder como irmãos. Se nos damos conta de que temos muito temor devemos recorrer à confiança. Se confiamos excessivamente devemos ter um pouco de temor”. São Padre Pio de Pietrelcina