14. ¿cuánto más la sangre de Cristo, que por virtud del Espíritu eterno se ofreció a sí mismo a Dios como víctima inmaculada, purificará nuestra conciencia de sus obras muertas, para servir al Dios vivo?





“Deus ama quem segue o caminho da virtude.” São Padre Pio de Pietrelcina