Talált 12 Eredmények: Canasto

  • En el canasto de arriba había toda clase de pasteles de lo que come Faraón, pero los pájaros se lo comían del canasto que estaba sobre mi cabeza.» (Génesis 40, 17)

  • Como no podía ocultarlo por más tiempo, tomó un canasto de papiro, lo recubrió con alquitrán y brea, metió en él al niño y lo puso entre los juncos, a la orilla del río Nilo. (Exodo 2, 3)

  • En eso bajó la hija de Faraón al Nilo, y se bañó mientras sus sirvientas se paseaban por la orilla del río. Al divisar el canasto entre los juncos, envió a una criada a buscarlo. (Exodo 2, 5)

  • Además, una torta de pan y otra de masa amasada con aceite y una torta del canasto de los ázimos presentados a Yavé, (Exodo 29, 23)

  • Entonces, Moisés dijo a Aarón y a sus hi jos: «Asen la carne en la puerta de la Tienda de las Citas y cómanla allí mismo. Coman también el pan consagrado que está en su canasto tal como lo he mandado, diciendo: Aarón y sus hijos lo comerán; (Levítico 8, 31)

  • tomarás los primeros productos de la tierra que Yavé, tu Dios, te da, los pondrás en un canasto y los llevarás al lugar elegido por Yavé, tu Dios, para morada de su Nombre. (Deuteronomio 26, 2)

  • Y el sacerdote tomará de tus manos el canasto y lo depositará ante el altar de Yavé, tu Dios. (Deuteronomio 26, 4)

  • Gedeón se fue y preparó un cabrito, tomó una medida de harina, con la que hizo pan sin levadura; puso el caldo en una olla y la carne en un canasto y fue a presentárselo debajo del árbol. (Jueces 6, 19)

  • Un canasto tenía higos muy buenos, como son los primeros que maduran; el otro tenía higos podridos, tan malos que no se podían comer. (Jeremías 24, 2)

  • El Señor puso ante mis ojos un canasto con frutas maduras, (Amós 8, 1)

  • Entonces sus discípulos lo tomaron una noche y lo bajaron desde lo alto de la muralla metido en un canasto. (Hecho de los Apóstoles 9, 25)

  • y tuve que ser descolgado por una ventana muralla abajo, metido en un canasto. Así escapé de sus manos. (2º Carta a los Corintios 11, 33)


“O trabalho é tão sagrado como a oração”. São Padre Pio de Pietrelcina