Talált 345 Eredmények: Luz

  • Todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día: no somos de la noche ni de las tinieblas. (1º Carta a los Tesalonicenses 5, 5)

  • Al único inmortal, al que habita en la luz inaccesible a quien ningún hombre ha visto ni puede ver, a él honor y poder por siempre jamás. ¡Amén! (1º Carta a Timoteo 6, 16)

  • No hay criatura a la que su luz no pueda penetrar; todo queda desnudo y al descubierto a los ojos de aquél al que rendiremos cuentas.Cristo es nuestro sumo sacerdote (Carta a los Hebreos 4, 13)

  • la codicia concibe y da a luz el pecado; el pecado crece y, al final, engendra la muerte. (Carta de Santiago 1, 15)

  • son las cosas buenas y los dones perfectos los que proceden de lo alto y descienden del Padre que es luz; allí no retornan las noches ni pasan las sombras. (Carta de Santiago 1, 17)

  • Pero ustedes son una raza elegida, un reino de sacerdotes, una nación consagrada, un pueblo que Dios hizo suyo para proclamar sus maravillas; pues el los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. (1º Carta de Pedro 2, 9)

  • Este es el mensaje que hemos recibido de él y que les anunciamos a ustedes: que Dios es luz y que en él no hay tinieblas. (1º Carta de Juan 1, 5)

  • En cambio, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, el Hijo de Dios, nos purifica de todo pecado. (1º Carta de Juan 1, 7)

  • Y, sin embargo, se lo doy como un mandamiento nuevo, porque es realmente novedad tanto en ustedes como en Jesucristo; ya se van disipando las tinieblas y brilla la luz verdadera. (1º Carta de Juan 2, 8)

  • Si alguien piensa que está en la luz mientras odia a su hermano, está aún en las tinieblas. (1º Carta de Juan 2, 9)

  • El que ama a su hermano permanece en la luz y no hay en él causas de tropiezo. (1º Carta de Juan 2, 10)

  • Despiértate y reanima lo que todavía no ha muerto, pues tus obras me parecen muy mediocres a la luz de Dios. (Apocalipsis 3, 2)


“Lembre-se de que você tem no Céu não somente um pai, mas também uma Mãe”. São Padre Pio de Pietrelcina