Talált 1693 Eredmények: Pueblo

  • Yavé dijo: «He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he escuchado sus gritos cuando lo maltrataban sus mayordomos. Yo conozco sus sufrimientos, (Exodo 3, 7)

  • Ve, pues, yo te envío a Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.» (Exodo 3, 10)

  • Dios respondió: «Yo estoy contigo, y ésta será para ti la señal de que yo te he enviado: Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, ustedes vendrán a este cerro y me darán culto aquí.» (Exodo 3, 12)

  • Dios dijo a Moisés: «Yo soy: YO- SOY.» «Así dirás al pueblo de Israel: YO-SOY me ha enviado a ustedes. (Exodo 3, 14)

  • Yavé le dijo, asimismo: «Cuando regreses a Egipto, harás delante de Faraón todos los prodigios para los cuales te he dado poder. Pero yo haré que se ponga porfiado y no dejará partir a mi pueblo. (Exodo 4, 21)

  • Aarón les comunicó todo lo que Yavé había dicho a su hermano Moisés; y éste hizo los prodigios delante de todo el pueblo. (Exodo 4, 30)

  • El pueblo creyó; comprendieron que Yavé había visto sus humillaciones y venía a visitar a los hijos de Israel. Postrados en tierra, adoraron. (Exodo 4, 31)

  • Después de eso Moisés y Aarón fueron a decir a Faraón: «Así dice Yavé, el Dios de Israel: Deja que mi pueblo salga al desierto para celebrar mi fiesta.» (Exodo 5, 1)

  • Faraón añadió: «Este pueblo ahora es más numeroso que la gente del país y ¿ustedes quieren que interrumpa sus trabajos?» (Exodo 5, 5)

  • Aquel mismo día Faraón dio la siguiente orden a los capataces del pueblo y a sus secretarios israelitas: (Exodo 5, 6)

  • «Ya no darán paja al pueblo para hacer ladrillos. como lo hacían antes. Que vayan ellos mismos a recoger la paja. (Exodo 5, 7)

  • Los capataces, pues, junto con sus secretarios israelitas, empezaron a apurar pueblo: «Así dice Faraón: No les daremos más paja. (Exodo 5, 10)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina