Talált 71 Eredmények: Puedes

  • Y Yahvé Dios le dio al hombre un mandamiento; le dijo: «Puedes comer todo lo que quieras de los árboles del jardín, (Génesis 2, 16)

  • Yavé lo sacó afuera y le dijo: «Mira al cielo y cuenta las estrellas, si puedes. Así será tu descendencia.» (Génesis 15, 5)

  • Después Abimelec agregó: «Ahí tienes a mi tierra, puedes vivir donde quieras.» (Génesis 20, 15)

  • Entonces Abimelec mandó llamar a Isaac y le dijo: «¡No puedes negar que es tu mujer! ¿Por qué has declarado que es tu hermana?» Isaac le contestó: «Es que pensé que por causa de ella me podrían matar.» (Génesis 26, 9)

  • Tú no puedes vernos morir a nosotros y nuestras tierras; compranos, pues, a nosotros y nuestras tierras, a cambio de pan, y seremos nosotros y nuestras tierras propiedad de Faraón. Danos trigo para que no muramos; así viviremos y nuestra tierra no quedará desolada.» (Génesis 47, 19)

  • Acabarás por agotarte tú y este pueblo que está contigo; pues la carga es demasiado pesada para ti y no puedes llevarla tú solo. (Exodo 18, 18)

  • Pero sólo con tus padres estableció Yavé lazos de amor, y después de ellos eligió a su descendencia, a ustedes mismos, con preferencia a todos los pueblos, como hoy puedes ver. (Deuteronomio 10, 15)

  • No puedes honrar a Yavé, tu Dios, con las mismas prácticas que esas naciones, ya que hicieron para sus dioses todo lo que Yavé aborrece, e incluso quemaron a sus hijos e hijas en honor de ellos. (Deuteronomio 12, 31)

  • Lo mismo harás con su burro, y lo mismo con su vestido, y lo mismo con cualquier objeto que se le extravió a tu hermano, el día que lo encuentres. No puedes hacer como si no supieras. (Deuteronomio 22, 3)

  • Si ves el burro de tu hermano o su buey que caen en el camino, no puedes desentenderte, sino que ayudarás a levantarlo. (Deuteronomio 22, 4)

  • Dijo Saúl: «No puedes pelear contra él, pues tú eres un jovencito y él es un hombre adiestrado para la guerra desde su juventud.» (1 Samuel 17, 33)

  • El rey dijo a la mujer: «Puedes irte a tu casa, que intervendré personalmente en tu asunto.» (2 Samuel 14, 8)


“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina