Talált 67 Eredmények: Sentencia

  • Si el Dios de mi padre, el Dios de Abrahán y Dios Terrible de Isaac, no me hubiera asistido, con toda seguridad que tú me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios ha visto mis pruebas y el trabajo de mis manos y por eso anoche pronunció su sentencia.» (Génesis 31, 42)

  • Seguirás las instrucciones que te hayan dado y la sentencia que te dicten, sin desviarte ni a la derecha ni a la izquierda del fallo que te señalen. (Deuteronomio 17, 11)

  • Que Yavé juzgue y pronuncie sentencia entre tú y yo, que él vea mi causa y me haga justicia, librándome de tus manos.» (1 Samuel 24, 15)

  • El rey dijo: «Habla.» Y ella prosiguió: «Tú mismo, al dictar esta sentencia, te declaras culpable por haber ordenado que no vuelva más el que ha huido. (2 Samuel 14, 13)

  • Todo Israel supo de la sentencia que Salomón había pronunciado y lo respetaron, pues vieron que había en él una sabiduría divina para hacer justicia. (1 Reyes 3, 28)

  • Pero cuando estaba yo ocupado y agitado por un lado y por otro, el prisionero se escapó.» El rey de Israel dijo: «Tú mismo has pronunciado tu sentencia.» (1 Reyes 20, 40)

  • Jehú dijo a su escudero Bidqar: «Tómalo y tira el cadáver en el campo de Nabot de Jezrael; porque recuerda que cuando servíamos juntos en la caballería de su padre, Ajab, Yavé pronunció contra él esta sentencia: (2 Reyes 9, 25)

  • Esta es la sentencia que Yavé pronuncia contra él: La virgen, hija de Sión, te desprecia y se burla de ti. Mueve la cabeza a tus espaldas la hija de Jerusalén. (2 Reyes 19, 21)

  • ¿serás tú quien firmará mi sentencia y me condenará para afirmar tus derechos? (Job 40, 8)

  • El Señor se ha manifestado, ha dictado su sentencia, y el pecador quedó atrapado en la obra de sus manos. (Salmos 9, 17)

  • Dicta tú mi sentencia pues tus ojos ven lo que es recto. (Salmos 17, 2)

  • Serán los cielos los que anuncien la sentencia, porque el juez es Dios mismo: (Salmos 50, 6)


“Mantenha-se sempre muito unido à Igreja Católica, pois somente ela pode lhe dar a verdadeira paz, porque somente ela possui Jesus Sacramentado que é o verdadeiro príncipe da paz.” São Padre Pio de Pietrelcina