Talált 96 Eredmények: amigo

  • Abimelec vino desde Guerar a verlo, acompañado de su amigo Ajuzat, y de Ficol, jefe de su ejército. (Génesis 26, 26)

  • Bastante tiempo después, murió la esposa de Judá. Terminado el luto, Judá subió con su amigo Jirá de Adulam a Timna, donde estaban esquilando sus ovejas. (Génesis 38, 12)

  • Judá envió el cabrito por intermedio de su amigo de Adulam, con el fin de recobrar lo que había dejado a la mujer, pero no la encontró. (Génesis 38, 20)

  • No olvides de decir a todo mi pueblo que cada uno pida a su amigo, y cada mujer a su vecina, objetos de oro y plata.» (Exodo 11, 2)

  • Si tu hermano, hijo de tu padre, si tu hijo o tu hija, o la mujer que descansa en tu regazo o el amigo a quien amas tanto como a ti mismo, trata de seducirte en secreto, diciéndote: «Vamos a servir a otros dioses», dioses que no conociste ni tú ni tus padres, (Deuteronomio 13, 7)

  • David replicó: «Tu padre sabe muy bien que yo soy tu amigo. Por eso habrá pensado que es mejor no decirte nada para no apenarte; pero, por Yavé y por tu vida, te aseguro que estoy a un pelo de la muerte.» (1 Samuel 20, 3)

  • Amnón tenía un amigo llamado Yonadab, hijo de Simá, hermano de David. Yonadab era un hombre muy astuto, (2 Samuel 13, 3)

  • Al llegar David a la cumbre donde se adora a Dios, salió a su encuentro Jusay el arquita, amigo de David, con la túnica desgarrada y la cabeza cubierta de polvo. (2 Samuel 15, 32)

  • Jusay, amigo de David, entró en la ciudad, en el momento en que Absalón llegaba a Jerusalén. (2 Samuel 15, 37)

  • Jusay, el arquita, amigo de David, le vino a saludar: «¡Viva el rey!» (2 Samuel 16, 16)

  • Y Absalón le dijo: «¿Este era el aprecio que tenías por tu amigo? ¿Por qué no te fuiste con él?» (2 Samuel 16, 17)

  • Hiram, rey de Tiro, envió sus servidores a Salomón, porque oyó que había sido ungido rey en lugar de su padre; Hiram había sido siempre amigo de David. (1 Reyes 5, 1)


“Quando ofendemos a justiça de Deus, apelamos à Sua misericórdia. Mas se ofendemos a Sua misericórdia, a quem podemos apelar? Ofender o Pai que nos ama e insultar quem nos auxilia é um pecado pelo qual seremos severamente julgados.” São Padre Pio de Pietrelcina