Talált 30 Eredmények: cántaro

  • y a una de ellas le voy a decir: "Por favor, inclina tu cántaro para que yo pueda tomar agua". Si ella me responde: "Toma y daré también de beber a tus camellos", haz que sea ella la que tú has destinado para tu servidor Isaac. Esta será para mí la señal de que has escuchado a mi patrón. » (Génesis 24, 14)

  • No había terminado de orar, cuando salió Rebeca con su cántaro al hombro. Era la hija de Batuel, el hijo de Milcá, esposa de Najor, hermano de Abrahán. (Génesis 24, 15)

  • La joven era muy bella y aún virgen, pues no había tenido contacto con ningún hombre. Bajó a la fuente, llenó el cántaro y subió. (Génesis 24, 16)

  • Entonces el hombre corrió a su encuentro y le dijo: «Por favor, dame un poco de agua de tu cántaro.» (Génesis 24, 17)

  • Ella respondió: «Bebe, mi señor». Y bajando inmediatamente el cántaro sobre su mano le dio de beber. (Génesis 24, 18)

  • Vació rápidamente su cántaro en la pila, corrió de nuevo al pozo a sacar agua y trajo para todos sus camellos. (Génesis 24, 20)

  • Me voy a quedar parado al lado de la fuente, y cuando llegue alguna joven a sacar agua, le diré: ´Dame un poco de agua de tu cántaro´. (Génesis 24, 43)

  • Ni siquiera había terminado de decir estas palabras en mi interior, cuando apareció Rebeca, con su cántaro al hombro, y bajó a la fuente para sacar agua. (Génesis 24, 45)

  • Yo le dije: «Por favor, dame de beber.» Al momento bajó el cántaro de su hombro y dijo: «Toma, y también voy a dar agua a tus camellos.» Bebí, pues, y después ella dio también agua a mis camellos. (Génesis 24, 46)

  • Cuando dejó de amamantarlo, se lo llevó para presentarlo en la Casa de Yavé, en Silo; y al mismo tiempo trajo un novillo de tres años, una medida de harina y un cántaro de vino. (1 Samuel 1, 24)

  • Se levantó, pues, y se fue a Sarepta. Al llegar a la entrada de la ciudad, vio a una viuda que recogía leña. Elías la llamó y le dijo: «Tráeme, por favor, un poco de agua en tu cántaro para beber.» (1 Reyes 17, 10)

  • Ella le respondió: «Por Yavé, tu Dios, no tengo ni una torta; no me queda nada de pan, sólo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en un cántaro. Estaba recogiendo un par de palos para el fuego y ahora vuelvo a casa a preparar esto para mí y mi hijo. Cuando lo hayamos comido, no nos quedará más que esperar la muerte.» (1 Reyes 17, 12)


“Deus quer que as suas misérias sejam o trono da Sua misericórdia.” São Padre Pio de Pietrelcina