Talált 58 Eredmények: cuarto

  • Y atardeció y amaneció: fue el día Cuarto. (Génesis 1, 19)

  • El tercer río se llama Tigris, y fluye al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates. (Génesis 2, 14)

  • Con el primer cordero ofrecerás una décima de medida de flor de harina amasada con un cuarto de sextario de aceite de oliva, y como libación, un cuarto de sextario de vino. (Exodo 29, 40)

  • Al cuarto año todos sus frutos serán consagrados a Yavé. (Levítico 19, 24)

  • El cuarto día, Elisur, hijo de Sedeur, de la tribu de Rubén, hizo su ofrenda. (Números 7, 30)

  • El que ofrezca un sacrificio a Yavé presentará una ofrenda de un décimo de flor de harina amasada con un cuarto de medida de aceite, (Números 15, 4)

  • y un cuarto de medida de vino para la libación; añadirás esto al holocausto o al sacrificio de cada cordero. (Números 15, 5)

  • con una décima de medida de flor de harina, amasada con un cuarto de sextario de aceite virgen, como oblación. (Números 28, 5)

  • Harás la libación de vino puro, delante de Yavé en el lugar santo: un cuarto de sextario por cada cordero. (Números 28, 7)

  • Las libaciones correspondientes serán: medio sextario de vino por novillo, un tercio de sextario por el carnero y un cuarto de sextario por cordero. Este será el holocausto mensual, todos los meses del año. (Números 28, 14)

  • El cuarto día ofrecerán diez novillos, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto, (Números 29, 23)

  • El día cuarto dijeron a la esposa de Sansón: «Convence a tu marido para que nos explique la adivinanza. Si no, te quemaremos a ti y a la familia de tu padre; ¿o es que nos han invitado para robarnos?» (Jueces 14, 15)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina