Talált 79 Eredmények: patio

  • Después fueron al patio donde estaba el rey, dejando el libro en la oficina del secretario Elisama, y contaron al rey todo lo que pasaba. (Jeremías 36, 20)

  • Entonces Sedecías ordenó que trasladaran a Jeremías al patio de la guardia y cada día se le daba un pan de los que hacían en la calle de los panaderos, hasta que hubo pan en la ciudad. Así quedó Jeremías en el patio de la guardia. (Jeremías 37, 21)

  • Entonces se apoderaron de Jeremías y lo echaron al pozo de Melquías, hijo del rey, situado en el patio de la guardia, bajándolo con cuerdas. En el pozo no había agua, sino puro fango, y Jeremías se hundió en el fango. (Jeremías 38, 6)

  • y así lo subieron y lo dejaron en el patio de la guardia. (Jeremías 38, 13)

  • Así, pues, Jeremías quedó en el patio de la guardia hasta el día en que fue tomada Jerusalén. (Jeremías 38, 28)

  • mandaron sacar a Jeremías del patio de la guardia y lo entregaron a Godolías, hijo de Ajigam, para que lo condujera a su casa. Y así se quedó en medio del pueblo. (Jeremías 39, 14)

  • Estando Jeremías detenido en el patio de la guardia, la palabra de Yavé le había sido dirigida de esta manera: (Jeremías 39, 15)

  • Me llevó entonces a la puerta del patio y me dijo: "Hijo de hombre, traspasa ese muro". Traspaso el muro y hago en él una puerta. (Ezequiel 8, 7)

  • Me llevó al patio interior del Templo de Yavé, y a la entrada del Templo de Yavé, entre el vestíbulo y el altar, veo alrededor de veinticinco hombres que daban la espalda al Templo de Yavé. Estaban allí mirando hacia el este y se prosternaban delante del sol. (Ezequiel 8, 16)

  • mientras se deslizaba, los querubines estaban de pie al lado sur y la nube cubría el patio interior. (Ezequiel 10, 3)

  • La Gloria de Yavé se elevó por encima del querubín, en dirección a la puerta del Templo; la nube cubría la Casa y todo el patio quedó inundado del resplandor de la Gloria de Yavé. (Ezequiel 10, 4)

  • El ruido de las alas de los querubines se oía hasta en el patio exterior, pues era tan fuerte que parecía la voz del Dios Todopoderoso cuando habla. (Ezequiel 10, 5)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina