Talált 175 Eredmények: puertas

  • Pero tú no obras bien y el pecado está agazapado a las puertas de tu casa. El te acecha como fiera, pero tú debes dominarlo.» (Génesis 4, 7)

  • Todas eran ciudades fortificadas con muros altos, con puertas y trancas, sin contar los pueblos del campo, que eran innumerables. (Deuteronomio 3, 5)

  • las grabarás en tus puertas y a la entrada de tus ciudades. (Deuteronomio 11, 20)

  • sacarás a las puertas de la ciudad al hombre o a la mujer que cometieron esta fechoría, y los apedrearás hasta que mueran. (Deuteronomio 17, 5)

  • Si ella te la acepta y te abre las puertas, toda la gente que en ella se encuentre salvará su vida. Te pagarán impuestos y te servirán. (Deuteronomio 20, 11)

  • Y al anochecer, poco antes de que se cerraran las puertas de la ciudad, se fueron. No sé a dónde se marcharon, pero dense prisa y seguramente los alcanzarán.» (Josué 2, 5)

  • Los perseguidores los buscaron por el camino que lleva al valle del Jordán y, en cuanto salieron, se cerraron las puertas de la ciudad. (Josué 2, 7)

  • Josué pidió al pueblo que repitiera esta maldición: «Que Yavé maldiga al que reconstruya Jericó. Que los cimientos se levanten sobre el cuerpo de su hijo mayor, y las puertas sobre el de su hijo menor.» (Josué 6, 26)

  • Ehud salió por la ventana, habiendo cerrado tras de sí las puertas de la galería alta y echado los cerrojos. (Jueces 3, 23)

  • Después que se fue, llegaron los servidores y vieron que las puertas de la galería alta tenían puesto el cerrojo. Se dijeron: Seguro que está haciendo sus necesidades en la galería fresca. (Jueces 3, 24)

  • Esperaron largo rato, pero no se abrían las puertas de la galería alta. Por fin tomaron las llaves y abrieron. Su señor yacía en tierra, muerto. (Jueces 3, 25)

  • Oigan la voz de los que reparten los despojos junto al lugar donde beben los animales. Allí se cantan los favores que Dios ha hecho a Israel, cuando el pueblo de Yavé ha bajado a las puertas. (Jueces 5, 11)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina