Talált 42 Eredmények: sábados
Yavé dijo a Moisés: «Habla a los hijos de Israel y diles: No dejen de guardar mis sábados; (Exodo 31, 12)
Todos ustedes respetarán a su padre y a su madre y guardarán mis sábados. ¡Yo soy Yavé, su Dios! (Levítico 19, 3)
Guarden mis sábados y respeten mi Santuario: ¡yo soy Yavé! (Levítico 19, 30)
Este será para ustedes el más grande de los sábados, en el que harán penitencia. El día nueve del mes por la tarde y hasta la tarde del día siguiente observarán el sábado.» (Levítico 23, 32)
Estas son las solemnidades de Yavé en que ustedes convocarán a una reunión sagrada para ofrecer a Yavé sacrificios por el fuego, holocaustos y ofrendas, víctimas y libaciones, cada cosa en su día. Además están los sábados de Yavé; (Levítico 23, 37)
Ustedes guardarán mis sábados y respetarán mi santuario: ¡yo soy Yavé! (Levítico 26, 2)
Entonces la tierra gozará de sus descansos sabáticos durante todo el tiempo que sea arruinada, mientras estén ustedes en tierra de enemigos. La tierra descansará y gozará sus sábados; (Levítico 26, 34)
y mientras esté abandonada, descansará por lo que no pudo descansar en sus sábados, cuando ustedes habitaban en ella. (Levítico 26, 35)
para ofrecer todos los holocaustos a Yavé. Lo mismo en los sábados, lunas nuevas y solemnidades, según el número y el rito establecido delante de Yavé para siempre, (1 Crónicas 23, 31)
Te hago saber que voy a edificar una Casa al nombre de Yavé, mi Dios, para consagrársela, para quemar ante él incienso aromático, para la ofrenda perpetua de los panes presentados, y para los holocaustos de la mañana y de la tarde, de los sábados, lunas nuevas, solemnidades de Yavé, nuestro Dios, como se hace siempre en Israel. (2 Crónicas 2, 3)
los ofrecía según el rito de cada día, conforme a lo ordenado por Moisés; lo mismo en los sábados, las lunas nuevas y las solemnidades, tres veces al año; en la fiesta de los Azimos, en la fiesta de las Semanas y en la fiesta de las Tiendas. (2 Crónicas 8, 13)
El rey destinó una parte de sus riquezas para los holocaustos de los sábados, de las lunas nuevas y de las solemnidades, según lo escrito en la Ley de Yavé. (2 Crónicas 31, 3)