Talált 26225 Eredmények: Él
El que me estaba hablando tenía una vara de oro para medir la Ciudad, sus puertas y su muralla. (Apocalipsis 21, 15)
Luego midió la muralla: tenía setenta y dos metros, según la medida humana que utilizaba el Ángel. (Apocalipsis 21, 17)
Los cimientos de la muralla estaban adornados con toda clase de piedras preciosas: el primer cimiento era de jaspe, el segundo de zafiro, el tercero de ágata, el cuarto de esmeralda, (Apocalipsis 21, 19)
el quinto de ónix, el sexto de cornalina, el séptimo de crisólito, el octavo de berilo, el noveno de topacio, el décimo de crisoprasa, el undécimo de jacinto y el duodécimo de amatista. (Apocalipsis 21, 20)
Las doce puertas eran doce perlas y cada puerta estaba hecha con una perla enteriza. La plaza de la Ciudad era de oro puro, transparente como el cristal. (Apocalipsis 21, 21)
No vi ningún templo en la Ciudad, porque su Templo es el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. (Apocalipsis 21, 22)
Y la Ciudad no necesita la luz del sol ni de la luna, ya que la gloria de Dios la ilumina, y su lámpara es el Cordero. (Apocalipsis 21, 23)
Sus puertas no se cerrarán durante el díay no existirá la noche en ella. (Apocalipsis 21, 25)
Se le entregará la riquezay el esplendor de las naciones. (Apocalipsis 21, 26)
Nada impuro podrá entrar en ella, ni tampoco entrarán los que hayan practicado la abominación y el engaño. Únicamente podrán entrar los que estén inscritos en el Libro de la Vida del Cordero. (Apocalipsis 21, 27)
Después el Ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero, (Apocalipsis 22, 1)
en medio de la plaza de la Ciudad. A ambos lados del río, había árboles de vida que fructificaban doce veces al año, una vez por mes, y sus hojas servían para curar a los pueblos. (Apocalipsis 22, 2)