Talált 28 Eredmények: Ministros

  • ¿No les basta que el Señor los haya separado de toda la comunidad de Israel y los haya acercado a él, para prestar servicios en la Morada del Señor y para estar como ministros al frente de la comunidad? (Números 16, 9)

  • También asociarás a tus hermanos de la tribu de Leví -tu tribu paterna- para que colaboren contigo y te sirvan como ministros, a ti y a tus hijos, en la Carpa del Testimonio. (Números 18, 2)

  • Y estos eran sus ministros: Azarías, hijo de Sadoc, sacerdote; (I Reyes 4, 2)

  • El sumo sacerdote Joaquím y todos los que prestaban servicio ante el Señor, sacerdotes y ministros del Señor, vestidos con sayales, ofrecían el holocausto perpetuo, las oblaciones votivas y los dones voluntarios del pueblo; (Judit 4, 14)

  • Algún tiempo después, el rey Asuero promovió a Amán, hijo de Hamdatá, el agaguita, a la más alta dignidad, asignándole un sitial más elevado que el de todos los demás ministros que estaban con él. (Ester 3, 1)

  • y les estuvo hablando del esplendor de sus riquezas, de sus muchos hijos y de lo que el rey había hecho para engrandecerlo, elevándolo por encima de los demás ministros y servidores de la corte. (Ester 5, 11)

  • Usas como mensajeros a los vientos, y a los relámpagos, como ministros. (Salmos 104, 4)

  • realizó señales y prodigios -en medio de ti, Egipto- contra el Faraón y todos sus ministros. (Salmos 135, 9)

  • Ya que ustedes, siendo ministros de su reino, no han gobernado con rectitud ni han respetado la Ley ni han obrado según la voluntad de Dios, (Sabiduría 6, 4)

  • Ama a tu Creador con todas tus fuerzas y no abandones a sus ministros. (Eclesiástico 7, 30)

  • Como el gobernante de un pueblo, así son sus ministros, y como el jefe de la ciudad, así son sus habitantes. (Eclesiástico 10, 2)

  • Y ustedes serán llamados "Sacerdotes del Señor", se les dirá "Ministros de nuestro Dios". Se alimentarán con las riquezas de las naciones, se enorgullecerán con su magnificencia. (Isaías 61, 6)


“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina