Talált 332 Eredmények: Saúl

  • Cuando Samuel divisó a Saúl, el Señor le advirtió: "Este es el hombre de quien te dije que regirá a mi pueblo". (I Samuel 9, 17)

  • Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta de la ciudad, y le dijo: "Por favor, indícame dónde está la casa del vidente". (I Samuel 9, 18)

  • "El vidente soy yo, respondió Samuel a Saúl; sube delante de mí al lugar alto. Hoy ustedes comerán conmigo. Mañana temprano te dejaré partir y responderé a todo lo que te preocupa. (I Samuel 9, 19)

  • Saúl respondió: "¿No soy un benjaminita, de la más pequeña entre las tribus de Israel? Y mi clan, ¿no es el menor entre todos los clanes de Benjamín? ¿Por qué me hablas así?". (I Samuel 9, 21)

  • Samuel llevó consigo a Saúl y a su servidor, los hizo entrar en la sala y les asignó un puesto especial, a la cabecera de los invitados, que eran unos treinta. (I Samuel 9, 22)

  • El cocinero extrajo el muslo y la cola, y los puso delante de Saúl. Samuel dijo: "Ahí, tienes servida tu ración. Come, porque la han reservado para ti, cuando yo invité al pueblo a la fiesta". Así Saúl comió con Samuel aquel día. (I Samuel 9, 24)

  • En seguida bajaron del lugar alto a la ciudad, y Samuel conversó con Saúl en la azotea. (I Samuel 9, 25)

  • Por la mañana, se levantaron de madrugada. Apenas despuntó el alba, Samuel llamó a Saúl en la azotea y le dijo: "Levántate, voy a dejarte partir". Saúl se levantó, y los dos, él y Samuel, salieron afuera. (I Samuel 9, 26)

  • Samuel tomó el frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Luego lo besó y dijo: "¡El Señor te ha ungido como jefe de su herencia! (I Samuel 10, 1)

  • Apenas Saúl se dio vuelta para alejarse de Samuel, Dios le cambió el corazón, y aquel mismo día se cumplieron las señales. (I Samuel 10, 9)

  • Todos los que lo conocían de antes, al verlo en trance en medio de los profetas, se decían unos a otros: "¿Qué le ha sucedido al hijo de Quis? ¿También Saúl está entre los profetas?". (I Samuel 10, 11)

  • Uno de los presentes intervino, diciendo: "¿Quién es el padre de estos?". Así se hizo proverbial la frase: "¿También Saúl está entre los profetas?". (I Samuel 10, 12)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina