Talált 387 Eredmények: Servidores

  • Él y sus servidores los atacaron de noche, y después de derrotarlos, los persiguieron hasta Jobá, al norte de Damasco. (Génesis 14, 15)

  • No quiero nada para mí, fuera de lo que mis servidores han comido. Solamente los hombres que me han acompañado, Aner, Escol y Mamré, recibirán su parte". (Génesis 14, 24)

  • A la madrugada del día siguiente, Abimélec llamó a todos sus servidores y les contó lo que había sucedido. Y ellos sintieron un gran temor. (Génesis 20, 8)

  • Pero Abraham presentó una queja a Abimélec, a causa de un pozo que los servidores de Abimélec habían tomado por la fuerza. (Génesis 21, 25)

  • A la madrugada del día siguiente, Abraham ensilló su asno, tomó consigo a dos de sus servidores y a su hijo Isaac, y después de cortar la leña para el holocausto, se dirigió hacia el lugar que Dios le había indicado. (Génesis 22, 3)

  • y dijo a sus servidores: "Quédense aquí con el asno, mientras yo y el muchacho seguimos adelante. Daremos culto a Dios, y después volveremos a reunirnos con ustedes". (Génesis 22, 5)

  • Abraham regresó a donde estaban sus servidores. Todos juntos se fueron a Berseba, y Abraham residió allí. (Génesis 22, 19)

  • Los filisteos taparon y llenaron de tierra todos los pozos, que en tiempos de Abraham habían cavado los servidores de su padre. (Génesis 26, 15)

  • Pero cuando los servidores de Isaac, que habían estado cavando en el valle, encontraron un manantial, (Génesis 26, 19)

  • Allí Isaac erigió un altar e invocó el nombre del Señor. En ese lugar estableció su campamento, y sus servidores comenzaron a cavar un pozo. (Génesis 26, 25)

  • Aquel mismo día, los servidores de Isaac vinieron a traerles noticias sobre el pozo que habían estado cavando, y le dijeron: "Hemos encontrado agua". (Génesis 26, 32)

  • Isaac respondió a Esaú: "Lo he constituido tu señor y le he dado como servidores a todos sus hermanos; lo he provisto de trigo y de vino: ¿qué más puedo hacer por ti, hijo mío?". (Génesis 27, 37)


“Seja paciente nas aflições que o Senhor lhe manda.” São Padre Pio de Pietrelcina