Talált 430 Eredmények: pecado

  • Ahora bien, si al buscar nuestra justificación en Cristo, resulta que también nosotros somos pecadores, entonces Cristo está al servicio del pecado. Esto no puede ser, (Gálatas 2, 17)

  • Pero, de hecho, la Ley escrita sometió todo al pecado, para que la promesa se cumpla en aquellos que creen, gracias a la fe en Jesucristo. (Gálatas 3, 22)

  • Si se enojan, no se dejen arrastrar al pecado ni permitan que la noche los sorprenda enojados, (Efesios 4, 26)

  • En cuanto al pecado carnal y cualquier clase de impureza o avaricia, ni siquiera se los mencione entre ustedes, como conviene a los santos. (Efesios 5, 3)

  • La voluntad de Dios es que sean santos, que se abstengan del pecado carnal, (I Tesalonicenses 4, 3)

  • Y no fue Adán el que se dejó seducir, sino que Eva fue engañada y cayó en el pecado. (I Timoteo 2, 14)

  • A los que incurran en pecado, repréndelos públicamente, para que sirva de escarmiento a los demás. (I Timoteo 5, 20)

  • Antes bien, anímense mutuamente cada día mientras dure este hoy, a fin de que nadie se endurezca, seducido por el pecado. (Hebreos 3, 13)

  • ¿Y contra quiénes se irritó Dios durante cuarenta años? ¿No fue contra los que habían pecado y cuyos cadáveres quedaron tendidos en el desierto? (Hebreos 3, 17)

  • Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado. (Hebreos 4, 15)

  • Porque si la sangre de chivos y toros y la ceniza de ternera, con que se rocía a los que están contaminados por el pecado, los santifica, obteniéndoles la pureza externa, (Hebreos 9, 13)

  • Porque en ese caso, hubiera tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. En cambio, ahora él se ha manifestado una sola vez, en la consumación de los tiempos, para abolir el pecado por medio de su Sacrificio. (Hebreos 9, 26)


“Os talentos de que fala o Evangelho são os cinco sentidos, a inteligência e a vontade. Quem tem mais talentos, tem maior dever de usá-los para o bem dos outros.” São Padre Pio de Pietrelcina