Talált 52 Eredmények: tocó

  • Pero Sipora tomó un cuchillo de piedra, cortó el prepucio de su hijo, y con él tocó los pies de Moisés diciendo: "Tú eres para mi un esposo de sangre". (Exodo 4, 25)

  • A ellos les tocó el territorio que sale de Aroer, a orillas del torrente Arnón, con la ciudad que está en medio del valle; todo el altiplano en dirección a Medbá, (Josué 13, 16)

  • El territorio que tocó en suerte a la tribu de los hijos de Judá, limitaba en su extremo meridional, hacia el sur, con Edóm y el desierto de Cin. (Josué 15, 1)

  • La parte que tocó en suerte a los hijos de José se extendía desde el Jordán, a la altura de Jericó, hasta las aguas de Jericó, por el este; luego venía el desierto, que desde Jericó sube por la montaña hasta Betel; (Josué 16, 1)

  • También a la tribu de Manasés le tocó en suerte una parte del territorio, porque él era el primogénito de José. Pero Maquir, primogénito de Manasés y padre de Galaad, como era un hombre belicoso, ya había recibido la región de Galaad y la de Basán, (Josué 17, 1)

  • Se extrajo la suerte correspondiente a los clanes de la tribu de Benjamín, y a ellos les tocó el territorio comprendido entre el de los hijos de Judá y el de los hijos de José. (Josué 18, 11)

  • La segunda suerte le tocó a Simeón, o sea, a la tribu de los hijos de Simeón con sus clanes. La herencia que se les asignó estaba en medio del territorio de los hijos de Judá. (Josué 19, 1)

  • La tercera suerte le tocó a los hijos de Zabulón con sus clanes. El límite de su herencia se extendía hasta Sarid; (Josué 19, 10)

  • La cuarta suerte le tocó a Isacar, o sea, a los hijos de Isacar con sus clanes. (Josué 19, 17)

  • La quinta suerte le tocó a la tribu de los hijos de Aser con sus clanes. (Josué 19, 24)

  • La sexta suerte le tocó a los clanes de la tribu de Neftalí. (Josué 19, 32)

  • La séptima suerte le tocó a los clanes de la tribu de Dan. (Josué 19, 40)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina