Talált 149 Eredmények: Alto

  • Harás un arca de madera de acacia de dos codos y medio de largo, codo y medio de ancho y codo y medio de alto. (Exodo 25, 10)

  • Harás una mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, uno de ancho, y codo y medio de alto. (Exodo 25, 23)

  • Harás el altar de madera de acacia de cinco codos de largo y cinco de ancho; será cuadrado y tendrá tres codos de alto. (Exodo 27, 1)

  • El atrio tendrá cien codos de largo, cincuenta codos de ancho y cinco codos de alto; todo de lino fino torzal y con sus basas de bronce. (Exodo 27, 18)

  • Besalel hizo el arca de madera de acacia, de dos codos y medio de largo, codo y medio de ancho, y codo y medio de alto. (Exodo 37, 1)

  • Hizo, además, la mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, un codo de ancho y codo y medio de alto. (Exodo 37, 10)

  • Hizo también de madera de acacia el altar del incienso, de un codo de largo y uno de ancho, cuadrado, y de dos codos de alto. Sus cuernos formaban un solo cuerpo con él. (Exodo 37, 25)

  • Hizo el altar de los holocaustos de madera de acacia, de cinco codos de largo y cinco de ancho, cuadrado, y de tres codos de alto. (Exodo 38, 1)

  • Cuando Moisés entraba en la Tienda del Encuentro para hablar con El, oía la voz que le hablaba de lo alto del propiciatorio que está sobre el arca del Testimonio, de entre los dos querubines. Entonces hablabla con El. (Números 7, 89)

  • Partieron del monte de Yahveh para hacer tres jornadas. El arca de la alianza de Yahveh iba delante de ellos los tres días de camino, buscándoles donde hacer alto. (Números 10, 33)

  • Os juro que no entraréis en la tierra en la que, mano en alto, juré estableceros. Sólo a Caleb, hijo de Yefunné y a Josué, hijo de Nun, (Números 14, 30)

  • De la cumbre de las peñas lo diviso, de lo alto de las colinas lo contemplo: es un pueblo que vive aparte; no es contado entre las naciones. (Números 23, 9)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina