Talált 471 Eredmények: Ciudades

  • (por ejemplo, si va al bosque con su prójimo a cortar leña y, al blandir su mano el hacha para tirar el árbol, se sale el hierro del mango y va a herir mortalmente a su prójimo), éste puede huir a una de esas ciudades y salvar su vida: (Deuteronomio 19, 5)

  • Por eso te doy yo esta orden: «Te reservarás tres ciudades»; (Deuteronomio 19, 7)

  • a condición de que guardes y practiques todos los mandamientos que yo te prescribo hoy, amando a Yahveh tu Dios y siguiendo siempre sus caminos -, a estas tres ciudades añadirás otras tres. (Deuteronomio 19, 9)

  • Pero si un hombre odia a su prójimo y le tiende una emboscada, se lanza sobre él, le hiere mortalmente y aquél muere, y luego huye a una de estas ciudades, (Deuteronomio 19, 11)

  • Así has de tratar a las ciudades muy alejadas de ti, que no forman parte de estas naciones. (Deuteronomio 20, 15)

  • En cuanto a las ciudades de estos pueblos que Yahveh tu Dios te da en herencia, no dejarás nada con vida, (Deuteronomio 20, 16)

  • tus ancianos y tus escribas irán a medir la distancia entre la víctima y las ciudades de alrededor. (Deuteronomio 21, 2)

  • Se quedará contigo, entre los tuyos, en el lugar que escoja en una de tus ciudades, donde le parezca bien; no le molestarás. (Deuteronomio 23, 17)

  • No explotarás al jornalero humilde y pobre, ya sea uno de tus hermanos o un forastero que resida en tus ciudades. (Deuteronomio 24, 14)

  • El tercer año, el año del diezmo, cuando hayas acabado de apartar el diezmo de toda tu cosecha y se lo hayas dado al levita, al forastero, a la viuda y al huérfano, para que coman de ello en tus ciudades hasta saciarse, (Deuteronomio 26, 12)

  • Te asediará en todas tus ciudades, hasta que caigan en toda tu tierra tus murallas más altas y más fortificadas, en las que tú ponías tu confianza. Te asediará en tus ciudades, en toda la tierra que te haya dado Yahveh tu Dios. (Deuteronomio 28, 52)

  • negándose a compartir con ellos la carne de sus hijos que se comerá, al quedarle ya nada en el asedio y la angustia a que tu enemigo te reducirá en todas tus ciudades. (Deuteronomio 28, 55)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina