Talált 294 Eredmények: Envió

  • y envió a su hijo Hadoram al rey David para saludarle y felicitarle por haber atacado y vencido a Hadadézer, ya que Tou estaba siempre en guerra con Hadadézer. Traía Hadoram vasos de plata, oro y bronce. (II Samuel 8, 10)

  • Dijo David: «Tendré con Janún, hijo de Najás, la misma benevolencia que su padre tuvo conmigo.» David envió a sus servidores para que le consolaran por su padre. Cuando los servidores de David llegaron al país de los ammonitas, (II Samuel 10, 2)

  • Se lo comunicaron a David y envió gente a su encuentro porque los hombres estaban cubiertos de vergüenza; el rey les mandó a decir: «Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba; después volveréis.» (II Samuel 10, 5)

  • A la vuelta del año, al tiempo que los reyes salen a campaña, envió David a Joab con sus veteranos y todo Israel. Derrotaron a los ammonitas y pusieron sitio a Rabbá, mientras David se quedó en Jerusalén. (II Samuel 11, 1)

  • David envió gente que la trajese; llegó donde David y él se acostó con ella, cuando acababa de purificarse de sus reglas. Y ella se volvió a su casa. (II Samuel 11, 4)

  • La mujer quedó embarazada y envió a decir a David: «Estoy encinta.» (II Samuel 11, 5)

  • David mandó decir a Joab: «Envíame a Urías el hitita.» Joab envió a Urías adonde David. (II Samuel 11, 6)

  • A la mañana siguiente escribió David una carta a Joab y se la envió por medio de Urías. (II Samuel 11, 14)

  • Joab envió a comunicar a David todas las noticias de la guerra, (II Samuel 11, 18)

  • Pasado el luto, David envió por ella y la recibió en su casa haciéndola su mujer; ella le dio a luz un hijo; pero aquella acción que David había hecho desagradó a Yahveh. (II Samuel 11, 27)

  • Envió Yahveh a Natán donde David, y llegando a él le dijo: «Había dos hombres en una ciudad, el uno era rico y el otro era pobre. (II Samuel 12, 1)

  • y envió al profeta Natán que le llamó Yedidías, por lo que había dicho Yahveh. (II Samuel 12, 25)


“Quando a videira se separa da estaca que a sustenta, cai, e ao ficar na terra apodrece com todos os cachos que possui. Alerta, portanto, o demônio não dorme!” São Padre Pio de Pietrelcina