Talált 516 Eredmények: Espíritu

  • Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros. (II Timoteo 1, 14)

  • El Señor sea con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. (II Timoteo 4, 22)

  • él nos salvó, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo, (Tito 3, 5)

  • Que la gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. (Filemon 1, 25)

  • testificando también Dios con señales y prodigios, con toda suerte de milagros y dones del Espíritu Santo repartidos según su voluntad. (Hebreos 2, 4)

  • Por eso, como dice el Espíritu Santo: Si oís hoy su voz, (Hebreos 3, 7)

  • Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón. (Hebreos 4, 12)

  • Porque es imposible que cuantos fueron una vez iluminados, gustaron el don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, (Hebreos 6, 4)

  • De esa manera daba a entender el Espíritu Santo que aún no estaba abierto el camino del santuario mientras subsistiera la primera Tienda. (Hebreos 9, 8)

  • ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto a Dios vivo! (Hebreos 9, 14)

  • También el Espíritu Santo nos da testimonio de ello. Porque, después de haber dicho: (Hebreos 10, 15)

  • ¿Cuánto más grave castigo pensáis que merecerá el que pisoteó al Hijo de Dios, y tuvo como profana la sangre de la Alianza que le santificó, y ultrajó al Espíritu de la gracia? (Hebreos 10, 29)


“É difícil tornar-se santo. Difícil, mas não impossível. A estrada da perfeição é longa, tão longa quanto a vida de cada um. O consolo é o repouso no decorrer do caminho. Mas, apenas restauradas as forças, é necessário levantar-se rapidamente e retomar a viagem!” São Padre Pio de Pietrelcina