Talált 67 Eredmények: Evangelio

  • para los incrédulos, cuyo entendimiento cegó el dios de este mundo para impedir que vean brillar el resplandor del Evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios. (II Corintios 4, 4)

  • Con él enviamos al hermano, cuyo renombre a causa del Evangelio se ha extendido por todas las Iglesias. (II Corintios 8, 18)

  • Experimentando este servicio, glorifican a Dios por vuestra obediencia en la profesión del Evangelio de Cristo y por la generosidad de vuestra comunión con ellos y con todos. (II Corintios 9, 13)

  • Porque no traspasamos los límites debidos, como sería si no hubiéramos llegado hasta vosotros; hasta vosotros hemos llegado con el Evangelio de Cristo. (II Corintios 10, 14)

  • extendiendo el Evangelio más allá de vosotros en lugar de gloriarnos en territorio ajeno por trabajos ya realizados. (II Corintios 10, 16)

  • Pues, cualquiera que se presenta predicando otro Jesús del que os prediqué, y os proponga recibir un Espíritu diferente del que recibisteis, y un Evangelio diferente del que abrazasteis ¡lo toleráis tan bien! (II Corintios 11, 4)

  • ¿Acaso tendré yo culpa porque me abajé a mí mismo para ensalzaros a vosotros anunciándoos gratuitamente el Evangelio de Dios? (II Corintios 11, 7)

  • Me maravillo de que abandonando al que os llamó por la gracia de Cristo, os paséis tan pronto a otro evangelio (Gálatas 1, 6)

  • - no que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren deformar el Evangelio de Cristo -. (Gálatas 1, 7)

  • Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! (Gálatas 1, 8)

  • Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema! (Gálatas 1, 9)

  • Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí, no es de orden humano, (Gálatas 1, 11)


“Enquanto estivermos vivos sempre seremos tentados. A vida é uma contínua luta. Se às vezes há uma trégua é para respirarmos um pouco.” São Padre Pio de Pietrelcina