Talált 1994 Eredmények: Templo del Señor
diciendo: «Si en verdad he hallado gracia a tus ojos, oh Señor, dígnese mi Señor venir en medio de nosotros, aunque sea un pueblo de dura cerviz; perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y recíbenos por herencia tuya.» (Exodo 34, 9)
Tres vecees al año se presentarán todos tus varones ante Yahveh, el Señor, el Dios de Israel. (Exodo 34, 23)
Pues no debe hacerse impuro, siendo señor entre los suyos; se profanaría. (Levítico 21, 4)
Josué, hijo de Nun, que estaba al servicio de Moisés desde su mocedad, respondió y dijo: «Mi señor Moisés, prohíbeselo.» (Números 11, 28)
Y dijo Aarón a Moisés: «Perdón, Señor mío, no cargues sobre nosotros el pecado que neciamente hemos cometido. (Números 12, 11)
Muestra, pues, ahora tu poder, mi Señor, como prometiste diciendo: (Números 14, 17)
Dijeron los hijos de Gad y los hijos de Rubén a Moisés: «Tus siervos harán como mi Señor manda. (Números 32, 25)
Pero tus siervos, todos los que llevan armas, pasarán delante de Yahveh, para ir a la guerra, como dice mi Señor.» (Números 32, 27)
«Yahveh mandó a mi Señor que diera la tierra en herencia, por suertes, a los israelitas, y mi Señor recibió orden de Yahveh de dar la herencia de Selofjad, nuestro hermano, a sus hijas. (Números 36, 2)
«Yahveh, Señor mío, tú has comenzado a manifestar a tu siervo tu grandeza y tu mano fuerte; pues ¿qué Dios hay, en los cielos ni en la tierra, que pueda hacer obras y proezas como las tuyas? (Deuteronomio 3, 24)
Supliqué a Yahveh y dije: «Señor Yahveh, no destruyas a tu pueblo, tu heredad, que tú rescataste con tu grandeza y que sacaste de Egipto con mano fuerte. (Deuteronomio 9, 26)
porque Yahveh vuestro Dios es el Dios de los dioces y el Señor de los señores, el Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas ni admite soborno; (Deuteronomio 10, 17)