Talált 26 Eredmények: granizo

  • Ahora, pues, manda poner a salvo tu ganado y cuanto tienes en del campo; porque el granizo descargará sobre todos los hombres y animales que se hallan en el campo, y cuantos no se hayan recogido bajo techumbre perecerán.» (Exodo 9, 19)

  • Dijo Yahveh a Moisés: «Extiende tu mano hacia el cielo, y que caiga granizo en toda la tierra de Egipto, sobre los hombres, sobre los ganados y sobre todas las hierbas del campo que hay en la tierra de Egipto.» (Exodo 9, 22)

  • Extendió Moisés su cayado hacia el cielo, y Yahveh envió truenos y granizo; cayeron rayos sobre la tierra, y Yahveh hizo llover granizo sobre el país de Egipto. (Exodo 9, 23)

  • El granizo y los rayos mezclados con el granizo cayeron con fuerza tan extraordinaria que nunca hubo semejante en toda la tierra de Egipto desde que comenzó a ser nación. (Exodo 9, 24)

  • El granizo hirió cuanto había en el campo en todo el país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados. El granizo machacó también toda la hierba del campo, y quebró todos los árboles del campo. (Exodo 9, 25)

  • Tan sólo en la región de Gosen, donde habitaban los israelitas, no hubo granizo. (Exodo 9, 26)

  • Rogad a Yahveh que cesen ya los truenos y el granizo; y os dejaré salir. No tendréis que quedaros más tiempo aquí.» (Exodo 9, 28)

  • Moisés le respondió: «Cuando salga de la ciudad extenderé mis manos hacia Yahveh, cesarán los truenos, y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es de Yahveh. (Exodo 9, 29)

  • Cuando Faraón vio que había cesado la lluvia, el granizo y los truenos, volvió a pecar, endureciendo su corazón, tanto él como sus siervos. (Exodo 9, 34)

  • Yahveh dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para que venga la langosta; que suba sobre el país de Egipto y coma toda la hierba del país, todo lo que dejó el granizo.» (Exodo 10, 12)

  • Cubrieron toda la superficie del país hasta oscurecer la tierra; devoraron toda la hierba del país y todos los frutos de los árboles que el granizo había dejado; no quedó nada verde ni en los árboles ni en las hierbas del campo en toda la tierra de Egipto. (Exodo 10, 15)

  • Del fulgor que le precedía se encendieron granizo y ascuas de fuego. (II Samuel 22, 13)


“Vive-se de fé, não de sonhos.” São Padre Pio de Pietrelcina