Talált 52 Eredmények: Abner

  • La mujer de Saúl se llamaba Ajinoán, hija de Ajimaas; y el general de su ejército se llamaba Abner, hijo de Ner, tío de Saúl. (I Samuel 14, 50)

  • Quis, padre de Saúl, y Ner, padre de Abner, eran hijos de Abiel. (I Samuel 14, 51)

  • Cuando Saúl vio a David salir al encuentro del filisteo, preguntó a Abner, jefe del ejército: "¿De quién es hijo este joven, Abner?". Abner respondió: "Por tu vida, oh rey, que no lo sé". (I Samuel 17, 55)

  • Cuando David volvía de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó ante Saúl, con la cabeza del filisteo en la mano. (I Samuel 17, 57)

  • El rey estaba sentado en su sitio, según su costumbre, junto a la pared; Jonatán se puso enfrente; Abner se sentó al lado de Saúl, y el sitio de David estaba vacío. (I Samuel 20, 25)

  • Entonces fue al lugar donde estaba acampado Saúl y observó el sitio donde estaban acostados Saúl y Abner, hijo de Ner, jefe de su ejército. Saúl estaba acostado en el centro del campamento, y la tropa acampada a su alrededor. (I Samuel 26, 5)

  • David y Abisay fueron de noche al campamento; Saúl estaba acostado en el centro del campamento y dormía, con su lanza clavada en la tierra, junto a su cabecera. Abner y la tropa estaban acostados a su alrededor. (I Samuel 26, 7)

  • Entonces David gritó a los soldados y a Abner, hijo de Ner: "¡Abner!, ¿no respondes?". Abner respondió: "¿Quién eres tú para gritar así al rey?". (I Samuel 26, 14)

  • David contestó a Abner: "¿No eres tú un hombre? ¿Quién como tú en Israel? ¿Entonces por qué no has guardado a tu señor, el rey? Porque uno del pueblo ha ido a matar al rey, tu señor. (I Samuel 26, 15)

  • Abner, hijo de Ner, jefe del ejército de Saúl, tomó a Isbaal, hijo de Saúl, le trasladó a Majanayín, (II Samuel 2, 8)

  • Abner, hijo de Ner, y los oficiales de Isbaal salieron a campaña de Majanayín hacia Gabaón. (II Samuel 2, 12)

  • Abner dijo a Joab: "Que salgan unos cuantos jóvenes y luchen en nuestra presencia". Joab respondió: "Que salgan". (II Samuel 2, 14)


“O trabalho é tão sagrado como a oração”. São Padre Pio de Pietrelcina