Talált 158 Eredmények: Gracia

  • Cuando se disolvió la reunión, muchos judíos y prosélitos practicantes seguían a Pablo y a Bernabé, los cuales hablaban con ellos exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios. (Hechos 13, 43)

  • Allí se quedaron bastante tiempo, hablando con valentía del Señor, que confirmaba su doctrina de gracia realizando por su medio prodigios y milagros. (Hechos 14, 3)

  • Allí se embarcaron para Antioquía, de donde habían partido y donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la obra que acababan de cumplir. (Hechos 14, 26)

  • Nosotros creemos que nos salvamos por la gracia de Jesús, el Señor, igual que ellos". (Hechos 15, 11)

  • Pablo escogió a Silas y partió, después de encomendarlo los hermanos a la gracia del Señor. (Hechos 15, 40)

  • Como quería ir a Acaya, los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos para que le hicieran una buena acogida. Una vez allí, con la gracia de Dios, ayudó mucho a los creyentes. (Hechos 18, 27)

  • Pero a mí no me preocupa mi vida ni la juzgo estimable, con tal de acabar mi carrera y cumplir el ministerio que he recibido de Jesús, el Señor, de anunciar la buena nueva, la gracia de Dios. (Hechos 20, 24)

  • A todos los que estáis en Roma, predilectos de Dios, llamados y consagrados, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor. (Romanos 1, 7)

  • ahora son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, (Romanos 3, 24)

  • A él debemos, en virtud de la fe, este estado de gracia, en que nos mantenemos firmes y nos alegramos con la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. (Romanos 5, 2)

  • Si la muerte reinó como consecuencia del delito de uno solo, con más razón reinarán en la vida por medio de uno solo, Jesucristo, los que han recibido tan abundantemente la gracia y el don de la justicia. (Romanos 5, 17)

  • La ley llegó para que abundase el delito; pero donde abundó el delito, sobreabundó la gracia, (Romanos 5, 20)


“A maior caridade é aquela que arranca as pessoas vencidas pelo demônio, a fim de ganhá-las para Cristo. E isso eu faço assiduamente, noite e dia.” São Padre Pio de Pietrelcina