Talált 17 Eredmények: Guardián

  • El Señor preguntó a Caín: "¿Dónde está tu hermano?", y él respondió: "No lo sé. ¿Es que soy yo el guardián de mi hermano?". (Génesis 4, 9)

  • David dejó su carga en manos de un guardián del bagaje, corrió hacia las filas y, cuando llegó, preguntó a sus hermanos cómo se encontraban. (I Samuel 17, 22)

  • David le respondió: "Bien, ahora sabrás lo que va a hacer tu siervo". Y le dijo Aquís: "Pues bien, yo te constituiré guardián de mi persona para siempre". (I Samuel 28, 2)

  • A continuación trabajó Sadoc, hijo de Imer, frente a su casa; a continuación Semayas, hijo de Secanías, guardián de la puerta Oriental. (Nehemías 3, 29)

  • Encargue el rey a hombres de confianza, en todas las provincias, que elijan las jóvenes vírgenes más bellas, para que se reúnan en la ciudad de Susa, en el harén, bajo la custodia de Hegué, eunuco del rey y guardián de las mujeres; que les hagan un tratamiento de belleza, (Ester 2, 3)

  • Cuando fue proclamado el edicto del rey, muchas jóvenes fueron llevadas a la ciudad de Susa y confiadas a Hegué, guardián de las mujeres. (Ester 2, 8)

  • Entraba por la tarde, y a la mañana era llevada al segundo harén, bajo la vigilancia de Saasgaz, eunuco del rey y guardián de las concubinas. No volvía a presentarse ante el rey, a no ser que él lo desease y fuese llamada nominalmente. (Ester 2, 14)

  • Cuando le llegó el turno a Ester, hija de Abijail, tío de Mardoqueo, a la que había adoptado por hija, no pidió más que lo que le había indicado Hegué, eunuco del rey y guardián de las mujeres. Pero Ester conquistaba a cuantos la veían. (Ester 2, 15)

  • Si he pecado, ¿qué te he hecho a ti con ello, oh guardián de los hombres? ¿Por qué me has hecho blanco tuyo? ¿Por qué te causo inquietud? (Job 7, 20)

  • Él no permitirá que tropiece tu pie, ni que se duerma tu guardián; (Salmos 121, 3)

  • no, no duerme ni dormita el guardián de Israel. (Salmos 121, 4)

  • El Señor es tu guardián, el Señor es tu sombra, él está a tu derecha. (Salmos 121, 5)


“A cada vitória sobre o pecado corresponde um grau de glória eterna”. São Padre Pio de Pietrelcina