Talált 117 Eredmények: Ruina

  • Los servidores del Faraón le dijeron: "¿Hasta cuándo va a ser este hombre nuestra ruina? Deja marchar a esa gente para que ofrezca sacrificios al Señor, su Dios. ¿No te das todavía cuenta de que Egipto camina hacia la ruina?". (Exodo 10, 7)

  • No los dejarás habitar en tu tierra, para que no te inciten a pecar contra mí sirviendo a sus dioses, lo cual sería la ruina para ti". (Exodo 23, 33)

  • Porque si os negáis a seguirlo, él continuará manteniendo a Israel en el desierto y seréis causa de la ruina total del pueblo". (Números 32, 15)

  • Destruye todos los pueblos que el Señor, tu Dios, va a poner en tus manos; no se apiaden de ellos tus ojos ni des culto a sus dioses, pues eso sería tu ruina. (Deuteronomio 7, 16)

  • para el día de la venganza y el desquite, para el tiempo en que sus pies tropezarán. Está cerca el día de su ruina, se precipita su destino. (Deuteronomio 32, 35)

  • Josué incendió Ay e hizo de ella una ruina permanente hasta el día de hoy. (Josué 8, 28)

  • Gedeón hizo con ellos un efod, que colocó en su ciudad, en Ofrá. Todo Israel se prostituyó ante él, y esto fue para Gedeón y su casa la causa de su ruina. (Jueces 8, 27)

  • Después dijo a Saúl: "¿Por qué das oído a la gente que dice: David busca tu ruina? (I Samuel 24, 10)

  • Piensa y mira lo que debes hacer, porque está decidida la ruina de nuestro amo y de toda su casa; él es tan insensato que no se le puede hablar". (I Samuel 25, 17)

  • Llevaron la cabeza de Isbaal a David, a Hebrón, y dijeron al rey: "Aquí tienes la cabeza de Isbaal, hijo de Saúl, tu enemigo, que buscaba tu ruina. El Señor ha vengado hoy a mi señor, el rey, de Saúl y de su descendencia". (II Samuel 4, 8)

  • Absalón y todos los israelitas dijeron: "El consejo de Jusay, el arquita, es mejor que el de Ajitófel". El Señor había decidido traer la ruina sobre Absalón. (II Samuel 17, 14)

  • Sabe, pues, que el Señor ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, porque el Señor ha decretado tu ruina". (I Reyes 22, 23)


“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina