Talált 169 Eredmények: morir

  • Jeremías respondió a Sedecías: "Si te lo digo, me harás morir, ¿no es verdad? Si te doy un consejo, no me vas a escuchar". (Jeremías 38, 15)

  • les dirás: Yo sólo he suplicado humildemente al rey que no me haga volver a casa de Jonatán a morir allí". (Jeremías 38, 26)

  • Me habéis profanado ante mi pueblo por un puñado de cebada y un pedazo de pan, dais muerte a quien debe vivir y dejáis vivir a quien debe morir, engañando a mi pueblo que cree en mentiras. (Ezequiel 13, 19)

  • Libraos de todos los pecados que habéis cometido contra mí, formaos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué queréis morir, casa de Israel? (Ezequiel 18, 31)

  • Diles: Por mi vida, dice el Señor Dios, que no me complazco en la muerte del malvado, sino en que se convierta de su conducta y viva. Convertíos, convertíos de vuestros perversos caminos. ¿Por qué queréis morir, oh casa de Israel? (Ezequiel 33, 11)

  • Tú sabes que éstos han dado testimonio falso contra mí; mira que voy a morir sin haber hecho nada de lo que la maldad de éstos ha tramado contra mí". (Daniel 13, 43)

  • De lo contrario, la dejaré desnuda, como el día en que nació; la dejaré como un desierto, la reduciré a tierra seca y la haré morir de sed. (Oseas 2, 5)

  • Efraín ha sido herido; su raíz está seca, ya no dará más fruto. Aunque den a luz, yo haré morir el fruto amado de su seno. (Oseas 9, 16)

  • Ahora, Señor, te suplico que me quites la vida, porque mejor es para mí morir que vivir". (Jonás 4, 3)

  • Al salir el sol, Dios mandó un viento sofocante del este, y el sol abrasador caía sobre la cabeza de Jonás, el cual, a punto de desvanecerse, se deseaba la muerte y decía: "Más vale morir que vivir". (Jonás 4, 8)

  • Y dije: No os apacentaré más; la que haya de morir muera, y la que haya de perecer perezca, y las que queden que se coman unas a otras. (Zacarías 11, 9)

  • Al morir Herodes, un ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto (Mateo 2, 19)


“Reze, reze! Quem muito reza se salva e salva os outros. E qual oração pode ser mais bela e mais aceita a Nossa Senhora do que o Rosario?” São Padre Pio de Pietrelcina