Talált 138 Eredmények: viento

  • Habíamos concebido, en dolores estábamos; mas sólo viento hemos dado a luz. No hemos traído la salvación al país, ni le han nacido habitantes al mundo. (Isaías 26, 18)

  • Lo ha castigado con la dispersión, con el destierro; lo ha aventado con la fuerza de su soplo, como en día de viento solano. (Isaías 27, 8)

  • Cada uno será como un refugio contra el viento y un abrigo contra la tempestad; como corrientes de agua en tierra seca, como la sombra de una gran peña en tierra ardiente. (Isaías 32, 2)

  • Sus habitantes, impotentes, espantados y confusos, eran como la hierba del campo, como el verdor del césped, como los brotes de los tejados, agostados por el viento del este. (Isaías 37, 27)

  • Las aventarás y el viento se las llevará, las esparcirá el torbellino; mas tú te regocijarás en el Señor, en el Santo de Israel te gloriarás. (Isaías 41, 16)

  • No padecerán hambre ni sed, no les alcanzará ni el viento árido ni el sol, porque el que se apiada de ellos los guiará y los conducirá a manantiales de agua. (Isaías 49, 10)

  • Aunque grites, ¿te podrán salvar tus ídolos? A todos ellos se los llevará el viento, un soplo los arrebatará. Mas quien confía en mí heredará la tierra y poseerá mi santo monte. (Isaías 57, 13)

  • Todos nosotros éramos inmundicias, y todas nuestras obras buenas como un lienzo manchado. Todos hemos caído como hojas, y nuestras iniquidades nos barren como el viento. (Isaías 64, 5)

  • Asna salvaje, avezada al desierto, que en el ardor de su deseo sorbe el viento; su apetencia, ¿quién la calmará? El que la busca no tiene que esforzarse, la encuentra en el mes de su celo. (Jeremías 2, 24)

  • En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Un viento ardiente sopla del desierto contra la hija de mi pueblo, y no para aventar ni para limpiar. (Jeremías 4, 11)

  • Un viento impetuoso viene contra mí. Y ahora voy a pronunciar sobre ellos la sentencia. (Jeremías 4, 12)

  • Y los profetas no son más que el viento, la palabra en ellos no se alberga". (Jeremías 5, 13)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina