1. []

2. «Acuérdate, le mandó a decir, de cuando eras pequeña y recibías el alimento de mi mano. Porque Amán, el segundo después del rey, ha sentenciado nuestra muerte.

3. Ora al Señor, habla al rey en favor nuestro y libranos de la muerte.»

4. Al tercer día, y una vez acabada su oración, se despojó de sus vestidos de orante y se revistió de reina.

5. Recobrada su espléndida belleza, invocó a Dios, que vela sobre todos y los salva, y tomando a dos siervas,

6. se apoyó blandamente en una de ellas,

7. mientras la otra la seguía alzando el ruedo del vestido.

8. Iba ella resplandeciente, en el apogeo de su belleza, con rostro alegre como de una enamorada, aunque su corazón estaba oprimido por la angustia.

9. Franqueando todas las puertas, llegó hasta la presencia del rey; estaba el rey sentado en el trono real, revestido de las vestiduras de las ceremonias públicas, cubierto de oro y piedras preciosas y con aspecto verdaderamente impresionante.

10. Alzando su rostro, resplandeciente de gloria, lanzó una mirada tan colmada de ira que la reina se desvaneció; perdió el color y apoyó la cabeza sobre la sierva que la precedía.

11. Mudó entonces Dios el corazón del rey en dulzura, angustiado se precipitó del trono y la tomó en sus brazos y en tanto ella se recobraba, le dirigía dulces palabras,

12. diciendo: «¿Qué ocurre, Ester? Yo soy tu hermano, ten confianza.

13. No morirás, pues mi mandato alcanza sólo al común de las gentes.

14. Acércate.»

15. []

16. Ella respondió: «Te he visto, señor, como a un ángel de Dios y mi corazón se turbó ante el temor de tu gloria.

17. Porque eres admirable, señor, y tu rostro está lleno de dignidad.»

18. Y en diciendo esto, se desmayó de nuevo.

19. El rey se turbó,, y todos sus cortesanos se esforzaron por reanimarla.





“É preciso amar, amar e nada mais”. São Padre Pio de Pietrelcina