Jueces, 5
25. Pedía agua, le dio leche, en la copa de los nobles le sirvió nata.
25. Pedía agua, le dio leche, en la copa de los nobles le sirvió nata.
Los jueces 5, también conocido como la canción de Deborah, es un poema que celebra la victoria de Israel sobre el ejército de Canaán dirigido por Sisera. La canción fue escrita por Deborah, una profetisa y juez en Israel. A continuación hay cinco versículos relacionados con los temas cubiertos en los jueces 5:
Éxodo 15:1: "Entonces Moisés y los israelitas le cantaron esta canción al Señor: 'Cantaré al Señor, porque él es grande; arrojó al caballo y a su caballero en el mar'. Esta es la canción de Moisés Celebrando la victoria de Israel sobre el ejército de Faraón. Es relevante para los jueces 5, donde Debora canta una canción similar que celebra la victoria de Israel sobre el Ejército de Canaán.
Isaías 41:10: "No tengas miedo, porque estoy contigo; no tengas miedo, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi victoriosa mano derecha". Este versículo habla sobre cómo Dios está con su pueblo y los fortalece. Es relevante para los jueces 5, donde la victoria de Israel sobre el ejército de Canaán es acreditada a Dios.
Salmo 83:18: "Hágales saber que solo usted, cuyo nombre es el Señor, es el máximo de toda la tierra". Este versículo habla sobre cómo Dios es el único Dios verdadero y supremo. Es relevante para los jueces 5, donde la victoria de Israel es acreditada a Dios, quien es el único Dios verdadero y supremo.
Isaías 42:8: "Yo soy el Señor; este es mi nombre! No le daré a otra mi gloria, ni imágenes mi alabanza". Este versículo habla sobre cómo Dios no comparte su gloria con los demás y no es adorado a través de imágenes. Es relevante para los jueces 5, donde la victoria de Israel es acreditada a Dios, que no se adora a través de imágenes.
Salmo 68:1: "Dios surge y sus enemigos se dispersaron; Este versículo habla sobre cómo Dios teme a Dios. Es relevante para los jueces 5, donde la victoria de Israel sobre el ejército de Canaán es acreditado a Dios, a quien sus enemigos temen.
O maldito “eu” o mantém apegado à Terra e o impede de voar para Jesus. São Padre Pio de Pietrelcina