12. Haré de Egipto un país desolado entre tierras desiertas, y sus ciudades serán una desolación entre ciudades destruidas, durante cuarenta años. Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los esparciré por los países.





“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina