1. En cierto momento, Jacob vio algo: era Esaú que se acercaba con los cuatrocientos hombres. Distribuyó entonces a los hijos entre Lía, Raquel y las dos siervas.





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina