Fondare 11 Risultati per: Dalila

  • Después de eso, Sansón se enamoró de una mujer del valle de Sorec llamada Dalila. (Jueces 16, 4)

  • Entonces Dalila preguntó a Sansón: «Dime, por favor, ¿de dónde sacas esa fuerza tan grande y cómo podrían amarrarte para dominarte?» (Jueces 16, 6)

  • Los jefes de los filisteos mandaron a Dalila las siete cuerdas nuevas y sin secar y con ellas Dalila ató a Sansón. (Jueces 16, 8)

  • Entonces Dalila dijo a Sansón: «Te burlaste de mí y me contaste mentiras. Dime, ¿cómo te podrían sujetar?» (Jueces 16, 10)

  • Dalila, pues, lo ató con siete cordeles trenzados, pero, cuando gritó: «¡Aquí vienen los filisteos!», él nuevamente se soltó. Así que Dalila le dijo: (Jueces 16, 12)

  • Ella lo adormeció, tejió las siete trenzas de su cabellera en la urdimbre y las apretó con el peine. Luego gritó: «¡Aquí vienen los filisteos!» Sansón despertó y arrancó la urdimbre con sus trenzas. Y así Dalila no conoció el secreto de su fuerza. (Jueces 16, 14)

  • A la tercera vez Dalila le dijo: «Tú dices que me amas, pero tu corazón no está conmigo. Pues por tres veces te burlaste de mí y no me confiesas de dónde te viene tanta fuerza.» (Jueces 16, 15)

  • Y como Dalila insistía y lo molestaba todos los días con sus preguntas, llegó un momento en que Sansón se sintió morir de hastío. (Jueces 16, 16)

  • Dalila comprendió que esta vez había dicho la verdad y llamó a los jefes de los filisteos diciendo: «Vengan, porque Sansón me ha descubierto su secreto.» Vinieron y le entregaron el dinero prometido. (Jueces 16, 18)

  • Dalila adormeció a Sansón sobre sus rodillas y llamó a un hombre que le cortara las siete trenzas de su cabellera. Inmediatamente empezó a debilitarse y se le fue su fuerza. (Jueces 16, 19)

  • Cuando Dalila le gritó: «¡Sansón, los filisteos!», él despertó y pensó que se salvaría, como en las otras ocasiones. Pero no sabía que Yavé no estaba con él. (Jueces 16, 20)


“Há duas razões principais para se orar com muita satisfação: primeiro para render a Deus a honra e a glória que Lhe são devidas. Segundo, para falar com São Padre Pio de Pietrelcina