Fondare 37 Risultati per: amistad

  • Si estoy vivo todavía, entonces guárdame tu amistad en nombre de Yavé; si estoy muerto, (1 Samuel 20, 14)

  • David dijo a Aquís: «Si es que cuento con tu amistad, dame, por favor, un lugar en una de las ciudades del territorio para residir en ella. ¿Por qué ha de residir tu siervo a tu lado, en la ciudad real?» (1 Samuel 27, 5)

  • Pero los jefes de los filisteos se enojaron con él y le dijeron: «Despide a ese hombre y que regrese al lugar que le señalaste. Que no vaya al combate con nosotros, no sea que durante la lucha se vuelva en contra nuestra. Pues ¿qué mejor ocasión que ésta para que él recupere la amistad de su amo, presentándole las cabezas de nuestros hombres? (1 Samuel 29, 4)

  • Por ti estoy apenado, Jonatán, hermano mío, por ti, a quien tanto yo quería. Tu amistad era para mí más maravillosa que el amor de las mujeres. (2 Samuel 1, 26)

  • Le habló con amistad y le dio un trato superior al que daba a los demás reyes vencidos que tenía con él en Babilonia. (2 Reyes 25, 28)

  • Las cartas fueron despachadas a todos los judíos de las ciento veintisiete provincias del imperio, ordenándoles, con palabras de paz y de amistad, (Ester 9, 30)

  • a quien me unía una dulce amistad; juntos íbamos a la casa de Dios en alegre convivencia. (Salmos 55, 15)

  • ¡En pago a mi amistad me acusan y yo, tan solo oro! (Salmos 109, 4)

  • Me devuelven mal por bien y odio, por mi amistad. (Salmos 109, 5)

  • Nicanor llegó a Jerusalén con un ejército numeroso y envió a Judas y a sus hermanos falsos mensajes de amistad, diciéndoles: (1 Macabeos 7, 27)

  • Judas tuvo noticias de los romanos. Supo que eran valientes en la guerra y se mostraban de buena voluntad con todos los que se les unían; ofrecían su amistad a todos los que a ellos se dirigían (1 Macabeos 8, 1)

  • Judas, pues, envió a Roma a Eupolemo, hijo de Juan, y a Jasón, hijo de Eleazar, encargándoles la misión de concertar con los romanos una alianza de amistad. (1 Macabeos 8, 17)


“Rezai e continuai a rezar para não ficardes entorpecidos”. São Padre Pio de Pietrelcina