Fondare 63 Risultati per: Cuello

  • y con el cuero de los cabritos le cubrió las manos y la parte lampiña del cuello. (Génesis 27, 16)

  • Vivirás de tu espada y servirás a tu hermano. Pero cuando te rebeles, lograrás sacudir su yugo de tu cuello". (Génesis 27, 40)

  • En seguida se quitó el anillo de su mano y lo puso en la mano de José; lo hizo vestir con ropa de lino fino y le colgó al cuello una cadena de oro. (Génesis 41, 42)

  • En el centro tendrá una abertura para que pueda pasar la cabeza; y esa abertura tendrá un dobladillo alrededor, como el cuello de una cota de guerrero, para que no se rasgue. (Exodo 28, 32)

  • En el centro tenía una abertura, semejante al cuello de una cota de guerrero y reforzada con un dobladillo, para que no se rasgara. (Exodo 39, 23)

  • Los llevará al sacerdote, que ofrecerá en primer lugar la víctima destinada al sacrificio por el pecado. Apretará con las uñas el cuello del animal, pero no le arrancará la cabeza; (Levítico 5, 8)

  • servirás a los enemigos que el Señor enviará contra ti, en medio del hambre y la sed, de la desnudez y de toda clase de privaciones. Y él pondrá en tu cuello un yugo de hierro, hasta destruirte. (Deuteronomio 28, 48)

  • ‘Seguro que están recogiendo y repartiendo el botín; una cautiva, dos cautivas para cada guerrero, paños de colores como botín para Sísara, una tela, dos telas recamadas para mi cuello’. (Jueces 5, 30)

  • Zébaj y Salmuná dijeron: "Mátanos tú, porque un hombre se mide por su valor". Gedeón se levantó, mató a Zébaj y a Salmuná, y se guardó los adornos que sus camellos llevaban en el cuello. (Jueces 8, 21)

  • Ellos gritaron a voz en cuello y, según su costumbre, se hacían incisiones con cuchillos y punzones, hasta chorrear sangre. (I Reyes 18, 28)

  • El rey dijo: "Que Dios me castigue si Eliseo, hijo de Safat, queda hoy con la cabeza sobre el cuello". (II Reyes 6, 31)

  • Los servidores de Senaquerib gritaban a voz en cuello, en lengua hebrea, al pueblo de Jerusalén que se hallaba sobre la muralla, para intimidarlos y asustarlos, a fin de apoderarse de la ciudad. (II Crónicas 32, 18)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina