Fondare 142 Risultati per: Harás

  • Una vez que lo hayas inmolado, recogerás un poco de su sangre y untarás con ella el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y el lóbulo de la oreja derecha de sus hijos, el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho. Después harás una aspersión con esta sangre alrededor del altar. (Exodo 29, 20)

  • Después tomarás el carnero ofrecido para la investidura y harás cocinar su carne en el recinto sagrado. (Exodo 29, 31)

  • Esto es lo que harás con Aarón y sus hijos, conforme a todo lo que yo te he ordenado. La ceremonia de su investidura durará siete días. (Exodo 29, 35)

  • Durante siete días harás la expiación por el altar y lo consagrarás. Así el altar será algo santísimo, y todo aquello que lo toque quedará consagrado. (Exodo 29, 37)

  • También harás un altar para quemar el incienso. Lo harás de madera de acacia, (Exodo 30, 1)

  • Luego le harás unas argollas de oro, y las pondrás debajo de la moldura, dos de un lado y dos del otro, a fin de pasar por ellas las andas que servirán para transportarlo. (Exodo 30, 4)

  • Estas últimas las harás de madera de acacia y las recubrirás de oro. (Exodo 30, 5)

  • Harás una fuente de bronce, con su base también de bronce, para las abluciones. La pondrás entre la Carpa del Encuentro y el altar, y la llenarás de agua, (Exodo 30, 18)

  • Observarás la fiesta de los Ácimos. Durante siete días comerás panes ácimos, como yo te lo he mandado; y lo harás en el tiempo señalado del mes de Abib, porque en ese mes saliste de Egipto. (Exodo 34, 18)

  • Llevarás a la casa del Señor, tu Dios, lo mejor de los primeros frutos de tu suelo. No harás cocer un cabrito en la leche de su madre. (Exodo 34, 26)

  • Después harás que Aarón y sus hijos se acerquen a la entrada de la Carpa del Encuentro y los lavarás con agua. (Exodo 40, 12)

  • Posteriormente, harás que también se acerquen sus hijos. Los vestirás con túnicas (Exodo 40, 14)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina