Fondare 126 Risultati per: esperanza

  • Pero la esperanza del ingrato se diluirá como la escarcha invernal y correrá como agua inservible. (Sabiduría 16, 29)

  • ¡Feliz el que no tiene que reprocharse a sí mismo y no ve desvanecerse su esperanza! (Eclesiástico 14, 2)

  • El espíritu de los que temen al Señor vivirá, porque han puesto su esperanza en aquel que los salva. (Eclesiástico 34, 13)

  • El que teme al Señor no se intimida por nada, y no se acobarda, porque él es su esperanza. (Eclesiástico 34, 14)

  • En cuanto a los doce Profetas, que sus huesos reflorezcan desde su tumba, porque ellos consolaron a Jacob y lo libraron por la fidelidad y la esperanza. (Eclesiástico 49, 10)

  • La gente sentirá terror y vergüenza a causa de Cus, su esperanza, y a causa de Egipto, su orgullo. (Isaías 20, 5)

  • Y los habitantes de esta costa dirán en aquel día: ‘¡Ahí está nuestra esperanza, a la que acudíamos en busca de auxilio, para ser librados del rey de Asiria! Y ahora nosotros ¿cómo podremos escapar?’". (Isaías 20, 6)

  • estará cerca mi justicia, mi salvación aparecerá como la luz y mis brazos juzgarán a los pueblos; las costas lejanas esperan en mí y ponen su esperanza en mi brazo. (Isaías 51, 5)

  • Señor, esperanza de Israel, su salvador en el tiempo de la angustia: ¿por qué te comportas como un extranjero en el país, como un viajero que sólo acampa para pernoctar? (Jeremías 14, 8)

  • Tú, Señor, eres la esperanza de Israel: todos los que te abandonan quedarán confundidos, los que se apartan de ti serán escritos en el polvo, porque han abandonado el manantial de agua viva. (Jeremías 17, 13)

  • Porque yo conozco muy bien los planes que tengo proyectados sobre ustedes -oráculo del Señor-: son planes de prosperidad y no de desgracia, para asegurarles un porvenir y una esperanza. (Jeremías 29, 11)

  • Sí, hay esperanza para tu futuro -oráculo del Señor-: los hijos regresarán a su patria. (Jeremías 31, 17)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina